Desde el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro, convertido en epicentro diplomático del sur global, se desarrolla la segunda y última jornada de la XVII Cumbre de los BRICS. En un clima con alto voltaje político, los líderes del grupo avanzan en la discusión de la agenda del día, centrada en la emergencia climática, el financiamiento ambiental y la cooperación en salud pública.
El presidente anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva abrió la sesión con un mensaje directo: "El calentamiento global se está produciendo a un ritmo más rápido del esperado. Las selvas tropicales están siendo llevadas al punto de no retorno", advirtió, al tiempo que llamó a una transición energética "justa y planificada". En su intervención, el mandatario brasileño propuso triplicar las energías renovables, duplicar la eficiencia energética y avanzar hacia el abandono progresivo de los combustibles fósiles.
La sesión plenaria del 7 de julio—dedicada a "Medio ambiente, COP30 y salud global"— incluye también la adopción de dos documentos clave: una declaración marco sobre financiamiento climático, con propuestas de movilización de fondos públicos y privados, y la presentación oficial de la Alianza BRICS para la Eliminación de las Enfermedades Socialmente Determinadas, una iniciativa que busca combatir las desigualdades estructurales en el acceso a la salud. Lula sostuvo que "no hay derecho a la salud sin inversión en saneamiento básico, alimentación adecuada, educación de calidad, vivienda digna, trabajo e ingresos".
La jornada comenzó con la tradicional foto oficial ampliada, que incluyó a los 11 países miembros del grupo (Brasil, Rusia, la India, China, Sudáfrica, Irán, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía, Indonesia y Arabia Saudita), así como a los países socios invitados y representantes de organismos internacionales.
Entre los jefes de Estado y Gobierno presentes se encuentran Narendra Modi (la India), Prabowo Subianto (Indonesia), Cyril Ramaphosa (Sudáfrica), Abiy Ahmed (Etiopía), Mostafa Madbouly (Egipto), Mohamed Zayed Nahyan (Emiratos Árabes Unidos), y el primer ministro chino Li Qiang, en representación de Xi Jinping. La delegación iraní está liderada por el canciller Abás Aragchi. Rusia está representada por su canciller Serguéi Lavrov.
A media mañana, los líderes iniciaron los debates técnicos sobre salud y medio ambiente, con la mirada puesta en la próxima COP30, que se celebrará en noviembre también en Brasil. Lula confirmó que allí se lanzará el Fondo Selvas Tropicales Para Siempre, con el objetivo de remunerar los servicios ecosistémicos prestados por los bosques tropicales.
"La justicia climática significa invertir en acciones comprometidas con el combate al hambre y las desigualdades socioambientales", subrayó el mandatario.
Desde la víspera, los BRICS vienen trabajando sobre una declaración conjunta que será firmada formalmente al finalizar el encuentro. El texto preliminar divulgado el 6 de julio expresó "profunda preocupación" por las políticas arancelarias unilaterales —en aparente alusión a Estados Unidos— y por la escalada militar en Oriente Medio. Rechazaron los ataques contra Irán, exigieron un cese del fuego en la Franja de Gaza y pidieron mayor compromiso con la paz internacional. Este lunes por la tarde se espera la difusión de dos declaraciones específicas sobre cambio climático y salud global, como resultado de los grupos de trabajo técnicos.
La segunda jornada de la cumbre transcurre en un contexto de creciente protagonismo del grupo ampliado, que representa el 40% del PIB mundial y a casi la mitad de la población mundial. La presencia de nuevos actores —como Irán, Indonesia y Etiopía— ha ampliado el perfil del grupo, que busca consolidarse como espacio de articulación del sur global. La presidencia pro tempore de Brasil ha apostado por una agenda que combine desarrollo sostenible, innovación tecnológica y reforma del sistema multilateral, y el cierre de esta cumbre buscará dejar en claro esa visión compartida.
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