Sin embargo, aunque parece ser el sueño de los integrantes de la Iglesia católica, no todos quieren ser Papa. Prueba de ello es Cristóbal López Romero, arzobispo de Rabat, en Marruecos.
"No tengo absolutamente ninguna ambición. Nunca me podría imaginar en ese papel", aseguró en una entrevista para el diario italiano Il Messagero.
Durante la charla, el cardenal adelantó que, en caso de que la votación fuera favorable hacia su persona, rechazaría la encomienda. "Si me eligen, huyo a Sicilia", refirió.
De igual manera, López Romero insistió en que es enorme el peso de ser el líder de esta religión, que congrega alrededor de 1,4 millones de personas a nivel mundial.
"Hay un refrán que dice que 'el que entra al cónclave como Papa, sale del cónclave como cardenal'. Que se hable de mí como candidato me gusta porque me garantiza que no lo voy a ser, porque no quiero serlo y no debo serlo, porque no estoy a la altura, no sería capaz y porque sería una responsabilidad que me desbordaría", subrayó ante el medio italiano.
Las declaraciones del arzobispo de Rabat fueron calificadas por Il Messagero como "poco comunes", ya que los participantes en los cónclaves suelen ser discretos y no emitir ninguna clase de juicio fuera de la Capilla Sixtina, donde se realiza la elección.
A lo largo de la historia, nadie ha rechazado el cargo como pontífice de la Iglesia católica. Sin embargo, la posibilidad ha sido barajada en el cine gracias al filme Habemus papam (Italia, 2011) donde el cardenal Melville, interpretado por el actor francés Michel Piccoli, es electo como el líder de esta Iglesia. Ante ello, tiene una crisis nerviosa y busca varias estrategias para no desempeñar las tareas de esta nueva misión.
Lo que sí ha ocurrido es que los papas renuncien. La ocasión más reciente fue en 2013, cuando Benedicto XVI anunció su dimisión. Esto derivó en la votación y el inicio del pontificado del cardenal Jorge Mario Bergoglio, más conocido como Francisco.
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