A los estadounidenses que se dedican a criar gallinas para la producción doméstica de huevos les angustia que los gansos y otras aves salvajes, portadoras de la gripe aviar altamente patógena, puedan infectar a sus pollos de corral y acaben con el comercio local. Este brote ha afectado a más de 1.550 criaderos comerciales y domésticos desde hace dos años.
En enero, un hombre de Luisiana,
mayor de 65 años y con otros problemas de salud, fue la primera persona fallecida a causa del brote, aunque la enfermedad se considera de bajo riesgo para el ser humano, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Carol Cardona, viróloga avícola y profesora de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Minnesota, advirtió a The Washington Post que es probable que la amenaza de infecciones aumente a medida que se acerque la primavera, debido a que las gallinas pasan más tiempo al aire libre y las aves silvestres llenarán las rutas migratorias.
Los pequeños productores de huevos están intentando mejorar la bioseguridad en sus granjas, tomando como ejemplo a las grandes instalaciones comerciales. El medio resaltó que los propietarios lavan sus camiones, desinfectan sus botas de trabajo y se aseguran de que cualquiera que esté cerca de las aves se lave las manos.
Además, separan a sus gallinas en jaulas para ahuyentar a los depredadores habituales, como zorros y coyotes, y las protegen de especímenes silvestres posiblemente infectados que se acercan a sus pequeñas granjas, aunque conforme los días sean más largos y el tiempo más cálido, necesitarán más tiempo al aire libre, señaló el diario estadounidense.