En este contexto, el experto sugiere que esto creó la necesidad de cambiar de marca para proteger y racionalizar la organización. En su opinión, la reforma en curso pretende "crear una división entre izquierda y derecha, y entre liberales y conservadores en respuesta a la creciente oposición bipartidista a la injerencia estadounidense en el extranjero".
"Al afirmar que estas organizaciones son 'malas' porque son 'liberales', la Administración [del presidente de EEUU, Donald] Trump puede volver a presentarla como 'conservadora', haciendo que al menos parte de la población estadounidense vuelva a apoyarla a ella y a sus actividades", explica Berletic.
Sin embargo, el analista constata que los intentos de la USAID de organizar golpes de Estado en distintos países continuarán.
"Tanto si este cambio de régimen [en varios países] se produce bajo la dirección de la USAID, como si se devuelve a la CIA [Agencia Central de Inteligencia] —que originalmente llevó a cabo las actividades que USAID asumió tras su creación— o si Estados Unidos empieza a confiar más en las fundaciones privadas, incluida Open Society, lo más importante es comprender que [las injerencias en otros países] continuarán a pesar de todo", afirma.
En sus palabras, EEUU no oculta sus planes de continuar las operaciones de cambio de Gobierno en Irán, Venezuela y posiblemente incluso Panamá.
La Casa Blanca "ni siquiera habla del verdadero tema de la injerencia extranjera en USAID, sino que se queja del despilfarro de programas relacionados con cuestiones políticamente controvertidas como la DEI [Diversidad, Equidad e Inclusión]", resume.
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