El potencial de la enorme población china y su creciente clase media ha atraído a fabricantes de automóviles y empresas industriales alemanas (desde Volkswagen y BMW hasta BASF y Mercedes-Benz) a ampliar su producción en el país, aumentando sus exportaciones al mismo entre 2015 y 2020, señala el medio.
Con el paso de los años, sin embargo, los fabricantes chinos —cuyos "automóviles baratos y toscos" eran antes ironizados en Occidente— se han vuelto más competitivos y han empezado a desplazar a los productos alemanes tanto de su mercado nacional como a rivalizar con ellos en los extranjeros, y en particular han superado a sus homólogos alemanes en el desarrollo de vehículos eléctricos (VE).
Por ejemplo, la cuota de mercado de los fabricantes alemanes de vehículos eléctricos en China en 2024 fue de apenas el 4%, inferior a la de cualquier otro país, según la Asociación Alemana de la Industria del Automóvil (VDA, por sus siglas en alemán).
"Esto importa, ya que las ventas de VE en China son más del doble que en Europa, Estados Unidos, Canadá, Japón y Corea del Sur juntos", destaca el medio, señalando la escala y el potencial del mercado de consumo chino.
Ante la pérdida de competencia, varios políticos y representantes de la industria alemana abogan por medidas radicales, como restringir seriamente las inversiones en el mercado chino, insistiendo en que invertir en China supone un "gran riesgo" para las empresas. Por otra parte, prosigue el diario, Alemania está sometida a la presión política de EEUU, lo que obliga a los fabricantes del país europeo a elegir entre Washington y Pekín, y la decisión sobre los lazos con el último "puede no estar totalmente en sus manos".
3 de octubre 2024, 14:52 GMT
Sin embargo, una posible desconexión con el mercado chino amenaza con agravar aún más la ya profunda crisis que atraviesan los gigantes automovilísticos alemanes, manifestada en caídas e incluso en cierres de producción y despidos de trabajadores, por lo que "el desacople podría ser doloroso", vaticina el artículo.
"China sigue representando entre una cuarta parte y casi la mitad de las exportaciones de Volkswagen, BMW y Mercedes, lo que sugiere que podría haber más sufrimientos", apunta al respecto.
De acuerdo con el periódico, Berlín ya ha "experimentado de primera mano" el peligro de cortar los lazos económicos con sus socios comerciales duraderos, en referencia a las nefastas consecuencias para la industria alemana, que se basaba en el gas y el petróleo de bajo costo procedentes de Rusia, tras negarse a importar estos recursos debido a las sanciones antirrusas.
En este sentido, concluye el autor, los fabricantes alemanes podrían encontrarse en una "situación de perder-perder" hasta el punto de "ser expulsados del mercado de China y/o desplazados por competidores chinos en su propio país".
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