Trump apunta todas sus baterías a Groenlandia
En este contexto, Mike Waltz, congresista republicano y futuro asesor de Seguridad Nacional del Gobierno de Trump, ha desvelado qué subyace realmente en este interés sobre la isla: "No se trata solo de Groenlandia, se trata del Ártico. Rusia trata de convertirse en el rey del Ártico, con más de 60 rompehielos, algunos de ellos propulsados por energía nuclear", mientras que EEUU tiene "dos, y uno acaba de incendiarse", declaró a la cadena Fox News.
“Se trata de minerales críticos. Se trata de recursos naturales. Se trata de que, a medida que las capas de hielo polar retroceden, los chinos están fabricando rompehielos y empujando hacia allí también. Así que es petróleo y gas”, afirmó.
En este sentido, el doctor en Relaciones Internacionales, Alberto Hutschenreuter, advirtió que es necesario ver el contexto internacional. “Si nosotros tuviéramos un contexto internacional, basados en un orden internacional, estas cosas difícilmente ocurrirían. Lo que viene ocurriendo hace muchos años en el mundo es que tenemos algo peor que un desorden internacional. Y si hay algo peor que un desorden internacional, es la pugna entre aquellos que deberían estar pensando en un orden […] están en una situación de guerra latente”, señala el analista.
“Lo que dice Trump no solamente es peligroso, sino que contribuye a lo que yo denomino el post–desorden internacional, señala el también autor del libro El descenso de la política mundial en el siglo XXI.
Estos movimientos que está realizando Trump, mientras da señales de no seguir asistiendo militarmente a Ucrania al nivel que lo ha estado haciendo Washington hasta el momento bajo la Administración Biden, podrían tener otra finalidad oculta: dejar lo más tapada posible una hipotética desbandada del país norteamericano de territorio ucraniano para licuar su ‘derrota’ en dicho conflicto.
“Es interesante la relación entre el posible final de la guerra en Ucrania y esta ampulosidad que muestra Trump en materia de política exterior cuando habla de Canadá, de Groenlandia y de Panamá”, expresa Hutschenreuter.