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Franco Colapinto, la promesa de la Fórmula 1 que el Gobierno de Milei quiere mantener cerca

Mientras el piloto argentino Franco Colapinto se hace de un nombre en la Fórmula 1, el Gobierno de Javier Milei comienza a usarlo con la intención de albergar un Gran Premio en Buenos Aires. El periodista Alejandro Duchini dijo a Sputnik que "Colapinto es la nueva joya con la que mostrarse" aunque a Milei "no le interesa el deporte".
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La irrupción del joven piloto argentino Franco Colapinto en el campeonato mundial de la Fórmula 1 no solo está despertando el interés de millones de sus compatriotas en el deporte motor, sino también ha despertado el interés del Gobierno de Javier Milei, que mueve fichas para mostrarse cerca del automovilista y sueña con volver a ser una plaza de la temporada regular de la competencia más famosa del automovilismo mundial.
Aprovechando que Colapinto competiría en el Gran Premio de Sao Paulo con el equipo Williams, al que ingresó en agosto como sustituto del estadounidense Logan Sargeant, el ministro de Deportes del Gobierno de Milei, Daniel Scioli, decidió viajar a Brasil para fotografiarse con el corredor y emprender las gestiones para una posible sede argentina del torneo.
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"La integración al mundo, la estabilidad macroeconómica, la seguridad y el orden que está generando el presidente Javier Milei hacen posible que trabajemos para que la Fórmula 1 regrese a la Argentina", publicó Scioli en su cuenta de X junto con fotografías con Colapinto y otras figuras del medio.
Además, el funcionario publicitó su encuentro con el italiano Stefano Domenicali, actual presidente de la Fórmula 1, a quien manifestó el interés del Gobierno argentino para convertirse en sede. "Mucho trabajo por delante para la preparación de un evento tan exigente, sofisticado y prestigioso como este, que requiere de una serie de evaluaciones y requerimientos múltiples", añadió Scioli.
Pero la fiebre por Colapinto parece trascender al ministro de Deportes. Entrevistado en el programa Multiverso Fantino a finales de octubre, el propio Milei usó una metáfora del automovilismo para hablar de su gestión: "Si antes acelerábamos, ahora aceleren más. Aceleren en las curvas, en las rectas, se acelera siempre más".
Enseguida, comentó que su ministro de Desregulación, Federico Sturzgenner, trajo al piloto argentino a la conversación: "Es como Colapinto. Yo no sé estacionar'. Bueno, nosotros tampoco. Sólo sabemos acelerar e ir para adelante".
"Colapinto es la nueva joya con la que mostrarse. Si estás al lado de Colapinto la gente va a hablar de vos y si lo aprovechas, van a hablar bien. Pasó con Maradona, pasa con Messi y va a pasar con toda figura deportiva", dijo a Sputnik el periodista Alejandro Duchini, autor de libros como Mi Diego y La palabra hecha pelota.

La política y el deporte

Para el periodista, el deporte "siempre se usa políticamente", ya sea a partir de las palabras de los competidores o los grandes eventos masivos. En ese sentido, recordó que la Copa del Mundo de 1978, organizada por la Junta Militar que encabezaba la dictadura argentina de entonces (1976-1983), es "el ejemplo que más duele a los argentinos".
De todos modos, afirmó que los deportistas suelen comportarse como "una cápsula dentro de la sociedad" y "salvo excepciones, poco les importa la ideología". Por ese motivo, consideró que es probable que Colapinto se muestre eventualmente con Milei o con algunos de sus cercanos —como sucedió con Scioli— sin que eso signifique un posicionamiento político.
"Si le dan la posibilidad de estar con un presidente lo va a hacer, pero no sé si se va a dejar aprovechar. No imagino que Colapinto y su entorno sean ingenuos en eso", acotó.
La expectativa por identificar al piloto con alguna postura política llevó incluso a una disputa en redes. Mientras internautas progresistas señalaban que su recientemente fallecido abuelo, Leónidas Colapinto, fue un destacado abogado defensor de los Derechos Humanos, otros más oficialistas recordaron que el piloto asistió a una charla de Milei en un foro empresarial en 2024.

¿La F1 en Argentina?

Sea como sea, Duchini consideró que la gestión de Milei está lejos de poder concretar el sueño de recibir nuevamente un evento de la magnitud de la Fórmula 1.

"No creo que se pueda hacer algo de acá al año que viene con la Fórmula 1. Al autódromo (por el circuito Oscar y Juan Gálvez) hay que hacerlo todo de nuevo para que pueda ser aprobado internacionalmente por la FIA (Federación Internacional del Automovil) y no veo a Argentina bien parada en ese sentido", sostuvo el periodista deportivo.

En esa línea, Duchini sostuvo que la intención de organizar el evento no se condice con el axioma de "no hay plata" y que organizarlo sería muy complejo incluso si el Gobierno apunta a un esquema de "privatización" del evento. "Pueden ir por la privatización, por el lado estrictamente económico y la idea de ganar plata pero aun así es mucha inversión y sería polémico que lo gestione un privado", opinó.
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Los pasos de Menem

Para muchos, el interés del Gobierno de Milei por la Fórmula 1 recuerda a la época del expresidente Carlos Menem (1989-1999), precisamente una de las mayores referencias políticas de Milei. Fue justamente Menem el último en lograr que Buenos Aires fuera sede del campeonato con el Gran Premio de Argentina que se disputó entre 1995 y 1998, una proeza que el mandatario había tomado como un desafío personal, aunque ayudado por la paridad del peso argentino con el dólar estadounidense que regía por entonces.
Para Duchini, en cambio, entre Menem y Milei existe "una diferencia abismal" en su relación con el deporte.

"Menem utilizó muchísimo del deporte políticamente pero él participaba de las actividades deportivas, jugando al fútbol o al básquetbol. Le encantaba que lo muestren como un deportista, con una imagen de 'bien macho' pero desde la práctica", rememoró, contraponiendo que Milei, por su parte, no ha demostrado mayor afición por el deporte, incluso a pesar de tener un pasado como arquero en las divisiones juveniles del club Chacarita Juniors.

Menem y Milei también difieren en su propio fanatismo por el fútbol. Al tiempo que Menem era un ferviente fanático de River Plate, Milei llegó a decir que "dejó de ser hincha de Boca" por los regresos al club de Juan Román Riquelme y Fernando Gago.
Pero la diferencia más importante es, según Duchini, la falta de una política pública clara vinculada al deporte. "Este Gobierno lo único que quiere es implementar negocios, que todo sea ganancia económica sin importar ninguna otra consecuencia", aseveró.
En ese marco, el presidente argentino tuvo como casi única preocupación deportiva enfrascarse en una disputa con el presidente de la Asociación de Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia, para habilitar el ingreso de las Sociedades Anónimas Deportivas al fútbol argentino. Mientras tanto, apuntó Duchini, las selecciones argentinas de fútbol para sordos corren riesgo de no poder viajar a los Juegos Panamericanos de Sordos por falta de fondos.
"Menem, con virtudes y defectos, siempre trabajó por el deporte y sabía lo que le significaba a nivel popular, al punto de que llegó a llenar un estadio jugando con las selecciones de fútbol y de básquetbol. A Milei no lo veo participando de actividades deportivas", comparó el periodista.
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