El pueblo georgiano se pronunció
En este contexto, la presidenta georgiana prooccidental, Salomé Zurabishvili, ciudadana francesa nacida en París con ascendencia georgiana, que se trasladó a vivir en Georgia a sus 52 años, declaró que no reconoce los resultados oficiales de las elecciones y llamó a la revuelta.
"Quiero invitarlos mañana a la avenida Rusraveli para que juntos le digamos al mundo y a nosotros mismos que no reconocemos estas elecciones. Hemos visto algo muy inusual. Se trata de una falsificación total, un robo total de sus votos, cuando se han utilizado todos los medios posibles para falsear las elecciones. Como única institución independiente que queda en el país, quiero decir que no reconozco estas elecciones", dijo Zurabishvili, instigando así a una primavera, o un Maidán georgiano.
"Lo primero que hay que comentar es la paradoja de una presidenta que no es georgiana, es de origen francés, sus padres sí lo eran [georgianos], pero esta señora no tenía ningún conocimiento del país del que fue nombrada posteriormente presidenta de una forma bastante complicada, con muchas discusiones sobre la legalidad del proceso que la llevó a convertirse en presidenta", expresa el analista internacional Eduardo Luque.
El experto incide en que la presidenta Zurabishvili "es evidentemente un paracaidista que envió Occidente con el fin de promover a Georgia y colocarla bajo la órbita de la OTAN, ni siquiera de la Unión Europea".
En este contexto, hay que recordar que el pasado mes de septiembre, el Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia (SVR, por sus siglas en ruso) anunció que EEUU pretendía provocar protestas masivas en Georgia para impedir que gane el partido gobernante los comicios legislativos y facilitarle a la oposición la toma del poder.
"El plan de Washington es obvio y ya no sorprende: dar una excusa a la oposición georgiana prooccidental para lanzar protestas masivas con el objetivo de tomar el poder en el país por la fuerza", señaló el SVR, denunciando que la Casa Blanca considera inaceptable el escenario en el que el partido gobernante obtenga popularidad y gane las elecciones.
En este sentido, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, llamó a investigar los informes sobre presuntas violaciones en las elecciones en Georgia. "Nos unimos a los llamamientos [...] a que se investiguen todos los mensajes sobre violaciones en los comicios", dijo Blinken.
En tanto, el ministro británico de Estado para Europa, Stephen Doughty, declaró que el Reino Unido apoya las conclusiones preliminares de la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos (OIDDH) de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) sobre las elecciones georgianas.
Al respecto, el presidente del Comité de Asuntos Internacionales de la Duma Estatal de Rusia, del partido LDPR, Leonid Slutsky, declaró que Occidente no reconoce el resultado de las elecciones parlamentarias en Georgia, porque Washington y Bruselas no pueden aceptar que cada vez más países opten por el camino del desarrollo soberano.
"Estamos en una deriva 'democrática' por parte de la Unión Europea extraordinariamente peligrosa. Lo que estamos viendo es cómo se violan los principios más elementales de la transparencia de la democracia, de la que tanto presume la Unión Europea. Pero esto es significativo, porque esto no solo se produce a nivel internacional, sino que dentro de la propia Unión Europea hay esta deriva antidemocrática que se ve claramente en el desarrollo y potenciación de los partidos de extrema derecha", señala Luque.