Son 15 los Estados del Caribe que pidieron la indemnización y, de paso, disculpas históricas por parte del imperio británico por el tráfico de esclavos. Aunque lo exigieron hace días, lo harán de manera oficial ante el rey Carlos III y el primer ministro, Keir Starmer, durante la cumbre de países de la Commonwealth que se celebra este 22 y 23 de octubre en el estado insular de Samoa, en medio del Océano Pacífico.
Encabezados por la primera ministra de Barbados, Mia Amor Mottley, los países caribeños coinciden en que ha llegado el momento de pedir justicia para las naciones que, hace siglos, sufrieron los métodos colonialistas del Reino Unido. Por ello, exigen que los países europeos asuman su responsabilidad por el daño causado que alegan.
"La comunidad caribeña se une al creciente coro (…) a favor de la proclamación inmediata de un segundo decenio [para los afrodescendientes] para completar el trabajo inacabado y abordar la cuestión de las reparaciones por la esclavitud y el colonialismo", dijo Mottley el pasado 27 de septiembre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en un discurso que resonó no solo en el Caribe, sino en América Latina y África.
Medios de prensa en el Reino Unido calcularon que Londres tendría que pagar hasta 200.000 millones de libras esterlinas, unos 260.000 millones de dólares, como indemnizaciones por el tráfico de esclavos.
Y es que más allá de la cuestión monetaria, el tema es relevante porque abre la posibilidad de narrar la historia desde otra perspectiva, observa a Sputnik Ana Hurtado, especialista del núcleo de investigación en la Organización Kutusoma, integrante del Centro de Estudios Afromexicanos Tembembe y de la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora.
"No solamente se habla de un impacto en el plano histórico. No se trata solo de que ofrezcan una disculpa pública. También [se está planteando esta exigencia] porque [el pasado colonial] sigue afectando a las personas en un tiempo actual, en un presente histórico", dice la experta.
"En la medida en que haya estas reparaciones paulatinas, se va a poder reconocer el potencial económico político y social de los países, por ejemplo, de los triángulos caribeños o de los países latinoamericanos o incluso de la misma África", afirma.
Para Hurtado, lo que se busca con esta exigencia, más allá de señalar a los culpables, es fincar responsabilidades que puedan tener un impacto en la mejora sustancial de la calidad de vida de las personas que han sido afectadas por un sistema de colonial.
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21 de septiembre 2023, 22:10 GMT
"Un sistema vigente de dominación"
Antes del inicio de la cumbre de la Commonwealth, el primer ministro británico, Keir Starmer, descartó que el Gobierno del Reino Unido vaya a ofrecer disculpas o abordar el tema de la indemnización en las mesas de Samoa. "No está en la agenda", dijo el jefe de Gobierno laborista.
Hurtado señala que es, hasta cierto punto, comprensible que los países europeos no lo quieran hacer porque implicaría ratificar o asumir sobre todo que han tenido fallos respecto a una serie de tratados internacionales que han ratificado una y otra vez.
La activista pone como ejemplo las convenciones internacionales para erradicar o combatir la discriminación, la igualdad de género "que han quedado en el nivel muy discursivo, pero que en una aplicación han sido muy deficientes".
"Esto no es solo una dinámica que se resuelva erigiendo un monumento o poniendo un museo o de nuevo haciendo la disculpa pública", puntualiza la investigadora.
"Aceptar una disculpa pública es aceptar que hay un sistema vigente de dominación y que hay un interés geopolítico sobre esos estados y sobre esos países caribeños (…) porque al final son lugares estratégicos que les sirven para estos comercios internacionales y estas políticas económicas sobre las que se ha erigido el enriquecimiento tanto de Estados Unidos como de Europa", sostiene Hurtado.
Para la investigadora, abordar estos temas en el escenario internacional es relevante porque las consecuencias del pasado colonial están presentes en la actualidad y se pueden palpar en fenómenos como la migración de África a Europa, "en el que todos los días y a todas horas hay gente muriendo en el Mediterráneo, muriendo en las costas del Atlántico, muriendo a causa de políticas migratorias que son genocidas que afectan sobre todas las a las personas racializadas y que esto es consecuencia de un sistema que no se ha querido modificar desde la estructura".
Pero también, destaca Hurtado, cuando se habla de descolonizar y de emancipar estas narrativas no es solo el viraje categórico y discursivo: también es la necesidad de empezar a narrar la historia desde otra perspectiva, fincando responsabilidades en el tiempo presente a los Estados nación.
Además, señala que las indemnizaciones y las políticas de reparación del daño deben ser sostenidas a largo aliento, no nada más sean medidas para resarcir un daño que ha afectado la vida de miles de personas, sino también pensar en que la política de reparación del daño venga de la mano de las garantías de no repetición.
"Para que una política de reparación del daño sea efectiva, los Estados nación deben asumir un compromiso férreo con la garantía de no repetición", subraya Hurtado.
Para la académica, una disculpa pública ayuda a quitar estigmas, por ejemplo, de pobreza de marginalidad o de subdesarrollo que han recaído sobre ciertos países que tienen todo el potencial para poder mejorar una imagen internacional, pero que a razón de este sistema colonial no han podido lograrlo.
"Es como estar en esta espiral o en este círculo infinito donde una y otra vez van a ser leídos como esos países que no son capaces de tener un posicionamiento o de llegar como al mismo nivel que unos países, por ejemplo, de la Unión Europea", finaliza Hurtado.
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