Occidente fuera de combate
Los números, que no mienten, dicen que Rusia suministró a China 872.000 toneladas de GNL en julio de 2024, el volumen mensual más alto de los últimos 12 meses, según datos de la Administración General de Aduanas de China.
Y pese a que en julio el gigante euroasiático ocupó el tercer lugar, por detrás de Australia [2 millones de toneladas] y Catar [1,62 millones de toneladas] en envíos de GNL a China, lo cierto es que el volumen total del gas transportado por gasoductos y gas natural licuado exportados a ese país, Moscú ostenta el primer lugar con 3.800 millones de metros cúbicos.
Asimismo, Rusia aumentó en más de una cuarta parte el suministro de petróleo a China. Según la entidad aduanera, los envíos desde Rusia aumentaron en julio en un 25,6%, llegando a los 2,21 millones de barriles por día, equivalente a 9,37 millones de toneladas mensuales. El gasto de Pekín en crudo ruso en agosto pasado ascendió a 5.390 millones de dólares.
En este contexto hay que recordar que, tras el inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, varios países occidentales, a instancias de EEUU, impusieron sanciones y restricciones a los recursos energéticos rusos, rechazando su compra y tratando de impedir que Moscú lo comercializara en los mercados mundiales. El objetivo era "aplastar a la economía rusa", tal como lo han manifestado desde entonces los líderes occidentales. Pero el resultado fue el opuesto al esperado: redundó en el agravamiento de la crisis energética en el propio Occidente, con la consecuencia de una recesión que va en aumento, con Alemania a la cabeza. Simultáneamente, Moscú encontró mercados alternativos entre los países que no apoyaban esas medidas unilaterales ilegales del Occidente colectivo.
Para el analista internacional Iñaki Gil de San Vicente, "Europa sacrifica a sus clases trabajadoras para enriquecer a las clases ricas, no hay otra interpretación aquí".
"La cantidad de gas, de recursos, que se traían —primero de la Unión Soviética desde los años 50 [del siglo pasado] en adelante y se veía normal—, de cereales, petróleo, gas, madera, minerales. También una sensación de ciertos acuerdos de paz que funcionaron durante mucho tiempo, por ejemplo, para Finlandia y para otros países. Esa sensación ha sido destruida por una decisión consciente del sector dominante de la burguesía europea que obedece, que está de acuerdo y que es parte del sector dominante de la burguesía norteamericana. Entonces, en esa estrategia de este sector pequeñito de la población [la burguesía], una de las cosas básicas que suponen para ellos es cortar todo lazo de conexión económica con Rusia, y ya definitivamente con China", observa Gil de San Vicente.