De esa forma, destaca el medio, la brecha entre los rendimientos de los bonos a 10 años de ambos países cayó a su nivel más bajo desde la crisis financiera de 2008.
El aumento del riesgo de mantener la deuda francesa se produjo mientras el nuevo Gobierno de Michel Barnier pidió el 23 de septiembre a la Comisión Europea que pospusiera una vez más la presentación de sus planes para cumplir las normas fiscales de la UE.
Así, el objetivo de la Comisión Europea es mantener el déficit presupuestario por debajo del 3% y la deuda pública inferior al 60% del producto interior bruto (PIB) de un país, algo que, en palabras del economista de la gestora de fondos francesa Carmignac, Kevin Thozet "será difícil hacer cumplir" para Europa.
Para comparación, a finales de marzo pasado, la deuda de Francia se situaba en el 111% de su PIB y se espera que su déficit presupuestario aumente al menos hasta el 5,6% en 2024, informa el periódico.
En este contexto, los inversores se muestran "cada vez más escépticos" de que Francia siga adelante con los recortes presupuestarios exigidos por la UE, y también les preocupa que Barnier no pueda evitar una moción de censura en el Parlamento francés en los próximos meses.
Según el director de inversiones de RBC BlueBay, Mark Dowding, los tipos franceses están bajo presión "a medida que se hace evidente" que el Gobierno de Barnier se enfrenta a "un futuro difícil en el mejor de los casos y al riesgo de colapso en el peor".
"La deuda, la economía y la situación política de Francia justifican una compensación significativa por poseer deuda pública francesa", afirmó a su vez el analista de la inversora Marlborough, James Athey.
Mientras tanto, la diferencia entre el interés de los bonos franceses y alemanes a 10 años alcanzó su nivel más alto en siete semanas, subiendo a 0,79 puntos porcentuales el 23 de septiembre, frente a los 0,71 puntos en comienzos de septiembre.
Los rendimientos de los bonos de Portugal han sido inferiores a los de Francia desde junio, mientras que los intereses de la deuda de Italia en relación con la francesa han caído de 1,3 puntos porcentuales a casi 0,6 puntos en el último año.
"Si Francia no es capaz de abordar sus problemas estructurales, se unirá a Italia en la periferia de la eurozona", resumió Dowding.
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