Durante un evento de campaña en New Hampshire, la vicepresidenta Harris propuso una ampliación a los incentivos fiscales para las pequeñas empresas, un plan con el que intenta distanciarse de la postura de que los estadounidenses ricos y las grandes corporaciones paguen impuestos más altos.
De acuerdo con medios locales, la aspirante del Partido Demócrata pretende ampliar de 5.000 a 50.000 dólares los incentivos fiscales para gastos de inicio de operaciones, con los que intentará impulsar 25 millones de nuevas solicitudes de pequeñas empresas en cuatro años. Y consideró en su discurso a los dueños de corporaciones como "líderes cívicos".
En el intento de reforzar sus posturas económicas a dos meses de las elecciones presidenciales, Kamala Harris se pronunció por ajustar una de las propuestas políticas del presidente Biden, que consiste en gravar las ganancias de las inversiones de los estadounidenses que ganan más de un millón de dólares al año con 28%, respecto al 39,6% propuesto por el mandatario, de acuerdo con "The New York Times".
"Una de las cosas que me gusta que dice es que no tenemos que elegir entre empresas y trabajadores; podemos trabajar con ambos", señaló Penny Pritzker, exsecretaria de Comercio del presidente Barack Obama, al diario estadounidense.
Según el diario estadounidense, mientras algunos demócratas creen que Harris escuchará los beneficios y desventajas de su plan fiscal, la campaña de su rival, el republicano Donald Trump, ha criticado que la vicepresidenta prometió eliminar un paquete de recortes fiscales aprobados durante la Administración del republicano y que expiran el próximo año.
Kamala Harris también se comprometió a no subir los impuestos a los hogares estadounidenses que ganen menos de 400.000 dólares al año, alrededor de 98% de la población, según el diario. Además, ha propuesto recortes de impuestos adicionales, ofreció un mayor crédito fiscal por hijos y ampliar una deducción para las nuevas empresas.