El avión de ataque que domina en Sudamérica: ¿qué hace tan atractivo al Super Tucano brasileño?
12:43 GMT, 5 de septiembre 2024
Hace poco Embraer anunció la venta de seis aviones A-29 Super Tucano a la Fuerza Aérea Uruguaya, que se plantea la compra de otras cinco máquinas. Uruguay se suma a la lista de otros 18 países que utilizan el aparato, entre ellos los cinco son de Sudamérica. Los expertos explican a Sputnik las claves del éxito de este avión de ataque brasileño.
Lea en SputnikEl nombre que inspiró uno de los productos militares más exitosos desarrollados en Brasil —el A-29 Super Tucano— surgió del ave que solo existe en América Latina y que se destaca por su fuerza con sus picos multicolores. Con el primer vuelo de la aeronave a finales de los años 90, el modelo producido por Embraer se ha modernizado con el paso del tiempo y ha conquistado el espacio aéreo sudamericano.
El acuerdo entre Embraer y las FFAA de Uruguay tiene previsto el inicio de entregas a partir de 2025 y el compromiso de adquirir otras cinco aeronaves en el futuro. También se planea incluir equipos de misión, un simulador de vuelo y un paquete logístico integrado.
Con este pedido, el país se une a otras cinco naciones sudamericanas que también utilizan los aviones de combate de Embraer: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Paraguay. La lista incluiría también a Venezuela, de no haber sido por la intervención de Estados Unidos en 2007, que prácticamente obligó al país a suspender las ventas bajo pena de embargo industrial.
Más allá de los cielos de Sudamérica, el caza brasileño también está presente en las fuerzas armadas de países de Asia, África, Oriente Medio y Norteamérica, como Afganistán, Angola, Burkina Faso, República Dominicana, Filipinas, Indonesia, Líbano, Mali, Mauritania, Nigeria y Estados Unidos.
Pero, ¿qué hace que el Super Tucano sea un éxito brasileño en todo el mundo?
El aviador Fernando De Borthole explica a Sputnik que la respuesta está, en particular, en la versatilidad de la aeronave. Otro factor que hace que el Super Tucano sea aún más competitivo es el menor coste de adquisición.
"Es un avión multimisión, y esto acaba atrayendo la atención de varias fuerzas armadas. Puede ser utilizado para entrenar pilotos, como es el caso de EEUU, y al mismo tiempo puede ser utilizado como avión de ataque, patrulla e interceptación. Y si lo comparamos con otros cazas, tiene una relación coste-beneficio muy buena", explica.
Según el experto, esto se debe a que se trata de un avión turbohélice, que tiene un coste operativo menor en comparación con uno a reacción.
"Acaba llamando la atención de países que no tienen una infraestructura muy grande, porque se desempeña bien en lugares más hostiles o con pistas no preparadas, en los que los jets no pueden operar", detalla.
También De Borthole señala que el Super Tucano es muy fiable y ya ha sido modernizado para incorporar muchas de las tecnologías más modernas. Embraer incluso proporciona apoyo a la formación de las fuerzas militares que adquieren el avión de ataque, añade.
"Así que esto lo convierte en un avión muy solicitado para diversos fines. Y hay una cuestión interesante cuando se trata de aviones de vigilancia e interceptación, especialmente en países como Brasil, que tienen una frontera muy grande y tienen que lidiar con el tráfico de drogas. El Super Tucano tiene la versatilidad de volar a baja velocidad, cercana a la de un avión pequeño, como los monomotores que normalmente utilizan los delincuentes. Al mismo tiempo, también puede desplazarse con rapidez", subraya.
A modo de comparación, el experto cita los nuevos cazas Gripen que está adquiriendo la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) y que, por ser muy rápidos, son incapaces de interceptar una avioneta normal.
"A veces las personas acaban por no identificar el Super Tucano como un caza, porque utiliza un motor turbohélice. Evidentemente, hay otros aviones de este tipo producidos en el mundo, como el AT-6 Wolverine norteamericano, pero son pocos", resume.
4 de septiembre, 22:00 GMT
¿Cuál es el precio de un Super Tucano?
Según Embraer, el Super Tucano es considerado el principal caza del mundo en su categoría y, desde el inicio de la producción brasileña, se han entregado más de 260 aeronaves, con 570.000 horas de vuelo y 60.000 horas de combate. En total, está presente en 18 fuerzas aéreas de todo el mundo.
"Tener este interés de otros países es fundamental para que la empresa continúe, porque el comercio local brasileño por sí solo no puede sostener una industria aeronáutica tan fuerte como Embraer", subraya De Borthole.
En virtud del contrato firmado con Uruguay, las seis unidades se venderán por 96 millones de dólares. Entonces, el coste de un avión equivale a 16 millones de dólares (que incluyen servicios y productos adicionales, como la formación de pilotos y equipos de mantenimiento).
El profesor e investigador del Centro de Estudios de Defensa, Innovación, Formación y Competitividad Industrial de la Universidad Federal Fluminense (UFF), Eduardo Brick, comenta a Sputnik que, como el Super Tucano no es un avión de combate utilizado en conflictos de alta intensidad, como la guerra de Israel en la Franja de Gaza, no sufre "tanta oposición de los países que suministran los componentes" utilizados en su fabricación. En consecuencia, no padece represalias, como es el caso de otras naciones.
"Es el caso de EEUU en particular. Cuando se utilizan componentes que consideran que afectan a la seguridad del país, simplemente no te dejan comprarlos. Hubo el caso de Venezuela que los americanos no aprobaron, por ejemplo", apunta.
En su opinión, el mercado de la industria de defensa depende mucho de cuestiones geopolíticas. El hecho de que sea un producto probado y ya utilizado por la Fuerza Aérea Brasileña y en varios países es sin duda un punto positivo a favor de Embraer, que es una empresa de éxito. Lo mismo vale para el Super Tucano y para el KC-390, que poco a poco va ganando cuota de mercado, detalla el experto.
¿Depende Brasil al 100% de la tecnología militar extranjera?
El profesor explica que Brasil aún no tiene capacidad para producir la mayoría de los componentes utilizados por Embraer para fabricar el Super Tucano. Brick indica que la empresa brasileña es integradora de sistemas. Sin embargo, esto significa que la empresa no es inmune a las posibles restricciones tecnológicas de los países que desarrollan y controlan estos productos.
"Solo permiten que los utilicen los países que están dentro de su esfera, principalmente la OTAN o Estados Unidos. Y solo permiten que [el avión final] se venda a un comprador que responda a sus intereses. Así que está toda esta cuestión de las relaciones internacionales", argumenta.
La desindustrialización de Brasil y su impacto en el sector de la defensa
Entre la época de Vargas y el inicio de la redemocratización del país, la inversión en la industria hizo que el sector representara el 27% del producto interior bruto (PIB) en 1985. Hoy no representa más del 7%, lo que, en opinión de Brick, demuestra un largo proceso de desindustrialización en Brasil. Esto también ha afectado al sector de la defensa, que requiere recursos estatales y una amplia planificación.
"Brasil prácticamente ha abdicado de su política industrial en las últimas décadas. Estos componentes no se producen aquí. En tecnología de la información, cualquier elemento para fabricar un ordenador va a ser importado", manifiesta Brick.
Agrega que el país depende casi totalmente de las importaciones de estos productos y cualquier empresa nacional que intente producir algo necesita tener esto en cuenta y sobrevivir a tal entorno.
Además, cuando se trata de un producto de defensa, el desafío es mayor.
"Embraer entendió esto muy bien y supo cómo seguir las reglas del juego", dice sobre el éxito del Super Tucano.
4 de septiembre, 17:29 GMT
Para el experto, cambiar este panorama requiere mucho y "no ocurrirá de un día para otro". Como ejemplo, Brick cita a los países BRICS, como la India, China y Rusia, que hace décadas emprendieron este camino de lograr su propia autonomía tecnológica.
"Son países grandes, y Brasil es un país grande que actúa como un país pequeño (...). Hemos pasado a una visión puramente liberal de que Brasil no tiene que proteger nada, que el mercado decidirá. Esto es un craso error cuando se trata de cuestiones estratégicas", argumenta.
En el caso de la industria de defensa, el investigador señala que no existe una finalidad económica, sino una importancia estratégica para la soberanía de un país.
En sus palabras, un país que depende de otros para ello está cometiendo un gran error. Si tiene su propia base industrial, puede utilizar las exportaciones por dos razones principales. En primer lugar, para ayudar a sostener su propia base industrial. Así que si importa del extranjero, está destruyendo su base industrial y, básicamente, su defensa.
La segunda razón, destaca el especialista, es la influencia internacional.
"Si suministras armas a un país, tienes una influencia sobre ese país, especialmente cuando ese país se enfrenta a un conflicto. Pero esa no es la cuestión", concluye.
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