Los números de Zelenski no cierran
Los 10.000 soldados que Kiev ha destinado a Kursk se distribuyen de la siguiente manera: hasta 6.000 soldados para el frente y unos 4.000 adicionales "en funciones de apoyo" en la provincia de Sumi. Un número considerable de ellos procedía de una fuerza de reserva que Ucrania había estado formando con el apoyo de Occidente para operaciones a finales de este año y para 2025.
Según un alto asesor del Gobierno de Zelenski, la idea de esta incursión estuvo sobre la mesa durante más de un año, y uno de sus principales objetivos era desviar el esfuerzo y la atención rusos de sectores de la línea del frente.
El Ministerio de Defensa de Rusia comunicó que solo hasta el sábado pasado las pérdidas totales de las Fuerzas Armadas de Ucrania durante los combates en Kursk ascendían a 3.160 militares, 44 tanques y 43 vehículos blindados de transporte de tropas, 24 vehículos de combate de infantería, 244 vehículos blindados más, así como tres lanzamisiles múltiples Himars de producción estadounidense, entre otros equipos. Pese a estos datos, Zelenski declaró en su canal de Telegram que la incursión transcurre "exactamente como se esperaba".
"Esto empieza ya a parecerse a la famosa contraofensiva anterior, a una picadora humana. El objetivo inicial era negociar, pero había otro objetivo que era intentar bloquear el avance ruso distrayendo fuerzas que impidieran el ataque de Kursk. Eso no lo han conseguido, el avance ruso sigue siendo muy potente, consiguiendo grandes éxitos. Pero, sobre todo, lo más interesante es que está siendo contenida por fuerzas regulares rusas y voluntarios. Es decir, que Rusia está operando con un ejército ya mucho más solvente y ya empieza a funcionar de una manera mucho más sistemática", apunta el analista político Manuel Monereo.
"Da la sensación de que lo que busca fundamentalmente Zelenski es rendimiento mediático interno y externo, más que resultados militares profesionales tangibles", enfatiza el experto.
En tanto, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, declaró que Moscú ofreció a Kiev "una iniciativa de paz muy generosa", pero la respuesta fue un ataque contra la provincia de Kursk.
"Después del 6 de agosto, el mundo entero vio la respuesta de los ucrobanderitas a este gesto de buena voluntad: el bandidaje en la provincia de Kursk, sus atrocidades contra la población civil, sus asesinatos selectivos de médicos, socorristas y voluntarios, los ataques a vehículos civiles, el lanzamiento de misiles contra viviendas, los saqueos generalizados e incluso la creación de amenazas a la seguridad nuclear. Por supuesto, como dijo [el presidente ruso] Vladímir Putin, no hay nada de qué hablar con gente que hace tales cosas", denunció Zajárova.
"Yo creo que muchas veces la gente buena, que realmente quiere la paz, que busca una salida efectiva para un reencuentro, para poner fin a la guerra de Ucrania y demás, chocan siempre con una idea muy de fondo, que ahora se ve con mucha claridad con Kamala Harris. Hay un núcleo duro en la política exterior norteamericana que tiene que ver con el Partido Demócrata, fundamentalmente. Eso que en EEUU llaman 'imperialistas liberales', que tienen la concepción profunda de que el enfrentamiento con China tiene que basarse en la derrota de Rusia, y que esa es la razón previa, la cita previa con la historia, para obligar, en el fondo, a China a aceptar las reglas del poder norteamericano", concluye Monereo.
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