A decir del experto, el "escasamente fundado 'miedo' a que Rusia (...) avance en otros países europeos parece legitimar el relato belicista sin el cual no sería posible la remilitarización de Europa por la que apuesta Washington, primero, y los actores europeos, después".
Asimismo, dijo, con el pretexto del
conflicto en Ucrania, la presión diplomática sobre
China se hizo presente, demostrando que "ningún asunto de coyuntura nubla
la prioridad estratégica de Estados Unidos: el Asia-Pacífico". "Pese a las divergencias intrabloque generadas por los vaivenes electorales de los Estados miembro [de la OTAN], en la práctica sus sistemas de partidos han asegurado durante décadas un lineamiento favorable a la estrategia general de Estados Unidos", aseveró García.
Así, el analista recordó que
la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) continuará siendo un sostén decisivo en el conflicto en Europa del Este, extendido sobre todo gracias al acuerdo de enviar más ayuda financiera occidental a Kiev, utilizando los activos rusos congelados en Occidente.
El presidente de Brasil,
Luiz Inácio Lula da Silva, puso sobre la mesa una propuesta que, a la luz del "ímpetu guerrerista" del resto de participantes del encuentro, se torna radical, a saber, la búsqueda de la paz a través de la diplomacia,
según García Granado.
Con todo, Latinoamérica mostró durante el encuentro "dos caras radicalmente opuestas", observó el experto. Esto porque el presidente argentino, Javier Milei, quien fue invitado por la presidenta del Consejo de Ministros de Italia, Giorgia Meloni, hizo gala del "occidentalismo belicista".
Suiza celebró el 15 y el 16 de junio una conferencia sobre Ucrania cerca de la ciudad de Lucerna, en el complejo turístico de Bürgenstock.
La declaración final de la cumbre consta de tres párrafos y llama a devolver bajo el control de Kiev la planta nuclear de Zaporozhie, garantizar la navegación libre en los mares Negro y de Azov y liberar a todos los prisioneros de guerra.
Según los organizadores, de las 92 naciones presentes, 77 apoyaron el documento final y se sumó a ellas también la propia Suiza.
Los
países que rechazaron firmar el documento fueron Arabia Saudita, Armenia, Bahréin, Brasil, Colombia, Emiratos Árabes Unidos, la India, Indonesia, Libia, México, Sudáfrica, Tailandia y el Vaticano, así como
Irak y Jordania, si bien estas dos naciones figuraron en la lista inicial de firmantes por un error.