Líderes occidentales: ajústense los cinturones
Con una mezcla de inconciencia, soberbia y prepotencia, Scholz prácticamente vino a decir que el envío de armas de alta precisión a Ucrania por parte de países occidentales, y su autorización para atacar territorio ruso en profundidad, no tendría consecuencias, dando por hecho casi que Moscú no tiene líneas rojas.
En una entrevista que concedió a la emisora alemana Antenne Bayern, habló con una banalidad infame, al referirse a cosas sumamente graves, como es cometer crímenes de guerra al asesinar a civiles, incluidos mujeres y niños, en territorio ruso. "En este asunto, estamos seguros de que no contribuirá a una escalada porque, como también expresó el presidente estadounidense [Joe Biden], sólo se trata de poder defender, por ejemplo, una ciudad grande como Járkov". Todos sabemos que Ucrania ataca y mata a civiles en Járkov, incluido Scholz, y que un líder alemán se refiera a crímenes de guerra como un recurso de defensa, deja mucho que pensar.
Y como todos los países occidentales, ya sean miembros de la OTAN o no, empezaron de a uno, y en efecto dominó, a gritar a los cuatro vientos que autorizan a Ucrania a atacar territorio ruso con misiles de alta precisión, como si fuera un vídeojuego, entonces Scholz se animó.
Para el analista internacional Christian Lamesa, "es alarmante cómo esta gente [líderes occidentales] avala y sigue cerrando acuerdos y demás cosas con un usurpador de la presidencia de Ucrania. Porque incluso se ha dicho por parte del Kremlin que a esta altura no se puede tampoco negociar con Ucrania, porque no hay un representante legítimo. Porque cualquier cosa que se haga, puede ser impugnada en un posterior Gobierno [de Ucrania] como algo que está fuera del marco de la legalidad, porque en este momento Zelenski no es un representante legal del pueblo ucraniano".
Pero llegó la sentencia de boca del propio presidente Putin para bajar a tierra, tanto a Scholz, como al resto de países vasallos de EEUU, y hasta al mismísimo dueño del cortijo occidental, sobre las consecuencias que acarrearán a los países de la OTAN sus acciones.
"Estamos pensando en que, si alguien considera probable suministrar este tipo de armas a la zona de hostilidades para que se realicen ataques a nuestro territorio planteándonos problemas, ¿por qué no tendríamos el derecho a suministrar nuestras armas de clase semejante a aquellas regiones del mundo donde se realizarían ataques a objetivos sensibles de aquellos países que lo están haciendo hacia Rusia?", remachó Putin.
"Lo que está diciendo el presidente Putin, por supuesto no es nada descabellado. Porque habría que ver la reacción de la Casa Blanca, si, por ejemplo, de repente, [hipotéticamente] un misil hipersónico ruso es enviado desde Yemen para destruir un portaviones como el Eisenhower. Por supuesto que yo creo que a esta altura estaría siendo, simplemente, una medida recíproca, una medida que tiene la proporcionalidad de lo que está haciendo este Occidente colectivo que está jugando con fuego", sostiene el analista internacional Christian Lamesa.
"Estamos hablando de palabras mayores cuando se atacaron los radares de detección temprana de Rusia, que son estratégicos para detectar con la suficiente anticipación posibles ataques nucleares. Cuando se atacaron baterías de misiles S–300 y S–400 en Krasnodar, siendo este armamento defensivo ruso, lo que da toda una situación y una sensación para los que analizamos esto, que se puede llegar a estar preparando un ataque a mayor escala contra territorio ruso, al vulnerar radares y sistemas defensivos", concluye Lamesa.
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