"A partir de ahora, nunca más diré 'Israel', diré 'Gobierno de Netanyahu' porque es este Gobierno el que está tomando estas decisiones", dijo el 27 de mayo el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.
El alto funcionario hizo estas declaraciones después de reunirse en Bruselas con algunos de sus homólogos de la Unión Europea, Oriente Medio y la Liga Árabe para conversar sobre el
conflicto palestino-israelí.
La víspera,
Israel bombardeó un campamento de refugiados en el noroeste de la ciudad de Rafah, al sur de la Franja de Gaza,
asesinando al menos a 45 personas —incluidos niños, mujeres y ancianos— y provocando un incendio que se extendió entre las tiendas de campaña en una zona humanitaria designada por Tel Aviv.
Dos días atrás,
la Corte Internacional de Justicia (CIJ) le había ordenado a Tel Aviv detener su ofensiva en dicha ciudad, así como abrir los cruces terrestres, sobre todo el paso de Rafah, fronterizo con Egipto, para permitir el ingreso de ayuda humanitaria.
No obstante,
el Ejército israelí alegó que sus aviones alcanzaron "un recinto de Hamás en Rafah en el que operaban importantes terroristas" del movimiento islamista.
"A primera hora de esta tarde [26 de mayo], la aviación israelí (…) eliminó al terrorista Yasín Rabia, el comandante de Hamás en Judea y Samaria [Cisjordania]", informó el canal de Telegram de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Al día siguiente, con todo, el primer ministro israelí, Benjamín
Netanyahu, reconoció ante el Parlamento de Israel que se trató de un "trágico error" y aseguró que se abrió una investigación al respecto.
Al mismo tiempo que el prImer ministro israelí respondía a los parlamentarios del país hebreo, que le solicitaron explicar varios asuntos, incluido lo sucedido en Rafah, Josep Borrell declaraba en Bruselas que las acciones del Gobierno de Netanyahu en el enclave palestino ya no pueden conciliarse con su idea sobre el Estado de Israel.
Los dichos de Borrell le valieron las críticas de diversas personas afines a la causa palestina, quienes advirtieron que los crímenes y abusos cometidos durante 76 años de ocupación —que incluyen ejecuciones extrajudiciales, desplazamiento forzado, detenciones abusivas, asentamientos ilegales, entre otros— no recaen exclusivamente sobre Netanyahu.
Para indagar en las declaraciones de Borrell, Sputnik conversó con el internacionalista, profesor e investigador especializado en Oriente Medio, Zidane Zeraoui El Awad —adscrito al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey—, quien consideró que las declaraciones de Borrell pueden entenderse como un mero juego de palabras, cuyo objetivo es evitar que la Unión Europea sea acusada de anti-israelí.
Lo anterior porque, dijo, desde que se fundó el país hebreo en 1947, la comunidad internacional, en general, y el mundo occidental, en particular, "han tratado de tocar a Israel con pinzas, de no atacar, de no criticar a Israel".
Sin embargo, refirió que cuando alguien habla sobre las acciones de un país, por lo general no distingue entre su Gobierno y sus habitantes, toda vez que el Gobierno es el representante legal de dicha población.
Según el experto, las declaraciones de Borrell pretenden "evitar que acusaran a la Unión Europea de ser anti-israelí".
Así, el internacionalista apuntó que criticar al Gobierno de Israel es criticar a Israel, lo mismo que criticar a Netanyahu es criticar a Israel pues, "lo queramos o no, Netanyahu es Israel, es el Gobierno de Israel, representa a Israel".
"Cuando uno habla, dice: 'Estados Unidos atacó a tal país', 'Estados Unidos invadió a tal país'. Nunca uno dice: 'es el Gobierno norteamericano (…) Cuando uno habla, por ejemplo, de Francia, nunca se separa a Francia del Gobierno de Francia. Nunca se separa a Alemania del Gobierno de Alemania", ejemplificó Zeraoui.
Por consiguiente, el autor del libro Judaísmo y Sionismo en Estados Unidos evaluó que la declaración de Borrell buscó proteger al bloque de las posibles acusaciones de antisemitismo y antijudaísmo.