"No hay plata": la consigna esgrimida por el presidente Milei al asumir ya se hizo carne en la economía real.
El ajuste "con motosierra" dispuesto por el Gobierno se refleja en un deterioro vertiginoso de la actividad. Mientras el oficialismo celebra el
8,8% de inflación mensual registrado en abril —cuarto consecutivo de descenso—, los principales indicadores dan cuenta de una
caída libre en la producción y el consumo.
Según el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), en marzo de 2024 la producción manufacturera registró un
drástico derrumbe del 21,2% interanual en promedio, con especial énfasis en rubros sensibles como equipos (37,9%) o industrias metálicas básicas (34%). Con todo,
la industria funciona a media máquina: utiliza apenas el 53% de la capacidad instalada total.Un indicador directo y acaso más elocuente del freno económico en ciernes está dado por la construcción. Tras la decisión gubernamental de suspender toda la obra pública a nivel nacional, el rubro registró una retracción del 42,2% interanual, apenas comparable con las cifras vislumbradas durante la pandemia de coronavirus. Según la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), en lo que va del año se perdieron más de 100.000 puestos de trabajo.
La merma en la producción se condice con la caída en las ventas. De acuerdo a la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA),
el consumo de carne sufrió un derrumbe del 17,5% y
registró en el primer cuatrimestre de 2024 su peor marca en tres décadas.
"El escenario es más que preocupante: en el primer trimestre las ventas en supermercados han caído hasta un 14% de manera interanual. El más grave es el capítulo de alimentos, que se derrumbó un 23%", dijo a Sputnik Isaac Rudnik, especialista en consumo y director del Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana.
La alerta roja afecta directamente a los pequeños comerciantes. Según Rudnik, "las ventas de los pequeños negocios están en caída libre ante los grandes supermercados dadas las ofertas de descuentos, y eso puede forzar su cierre y afectar miles de puestos de trabajo.
La sensible situación fue narrada en primera persona por Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la provincia de Buenos Aires. En diálogo con Sputnik, el representante del sector afirmó que "mucha gente ha optado por resignar volúmenes de compras en los supermercados. Si la situación económica no empieza a repuntar, muchos comercios van a empezar a cerrar sus puertas".
Dentro del amplio menú de sectores afectados por la recesión, Rudnik destacó a la construcción por su impacto en los sectores más pobres. "
El freno en la obra pública golpea directamente a las familias más vulnerables, cuyos jefes de hogar suelen abocarse a oficios de este tipo", apuntó.
Dada su experiencia en el sector, Savore identificó que "cuando el sueldo de un trabajador no llega a cubrir la canasta básica total, la situación se hace insostenible. Una familia necesita un millón de pesos para intentar mantenerse en la clase media, y todo eso sin contar el valor del alquiler".
Si bien Argentina registró en el último semestre de 2023 una
desocupación del apenas 5,7%, el freno en la actividad económica comienza a augurar una
merma en la cantidad de empleos formales. Uno de los sectores más afectados —aparte del de la construcción— es el automovilístico, que sufrió una caída interanual del 25,2%.
En el mes de mayo, la empresa de neumáticos FATE anunció el despido de 97 trabajadores de su planta en San Fernando, provincia de Buenos Aires. La noticia se suma a los cientos de despidos y suspensiones en plantas automotrices de todo el país. "Esta cantidad de despidos no se veía desde hace 30 años", dijo a Sputnik Alejandro Crespo, secretario general del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático Argentino (SUTNA).
El gremialista advirtió que "muchas empresas han instado a los trabajadores a renunciar para evitar pagar la indemnización correspondiente. La situación viene difícil porque desde hace dos meses nuestro poder adquisitivo viene en franco retroceso".
"No hay ningún incentivo para la producción en Argentina, y por eso cada vez vamos a ver más despidos. Si esto sigue así, vamos a tener cada vez menos consumo, más pobreza y sufrimiento de las familias trabajadoras", apuntó Crespo.