La selección de los países visitados por Xi —
Francia, Serbia y
Hungría— fue consciente y premeditada: Serbia es aliada de Rusia en Europa y aún no ha olvidado
los bombardeos de la OTAN en 1999, mientras que Hungría sigue una política independiente de Bruselas, no sucumbe a sus presiones y
mantiene la cooperación con Moscú.
"Xi fue a Serbia y Hungría, dos países bastante pequeños que en realidad no tienen tanto peso, pero que, sin embargo, representan una cierta forma de pensar independiente en Europa. El tipo de pensamiento que a Xi Jinping le gustaría fomentar", explica Szamuely.
El interlocutor recordó, que China y dos Estados europeos se comprometieron a seguir estrechando sus lazos económicos y empujaron un proyecto de tren de alta velocidad de
2.100 millones de dólares que unirá las capitales de Hungría y Serbia, en gran medida financiado con préstamos chinos. Tanto Hungría como Serbia también participan en
la iniciativa china de la Franja y la Ruta.
Pero, a juicio de Szamuely, fue el viaje de Xi a Francia el que realmente podría cambiar el panorama geopolítico si los dos países comienzan a acercarse.
A pesar de que es Alemania el centro económico de Europa y depende de los mercados chinos, Xi consideró que su visita no merecería la pena, insinuó el interlocutor. Berlín es
tan servil a Estados Unidos que "ha aceptado ciegamente
la destrucción de sus gasoductos Nord Stream" y su ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, es "ferozmente antichina", argumenta.
Francia, al contrario, es uno de los países más poderosos del continente europeo, tanto económica como político-militarmente, y "tiene mucha mejor reputación en China" que los Estados anglosajones.
Además, aunque en la práctica París ha estado prácticamente ligada a la política exterior de Estados Unidos, el presidente francés,
Emmanuel Macron, abogó durante su visita a Pekín en 2023 por una "autonomía estratégica" de Europa respecto a Washington, subraya otro analista, el sinólogo
Jeff J. Brown.
El experto destacó, que los dos mandatarios firmaron 18 acuerdos sobre tecnología, agricultura, aviación y desarrollo ecológico.
Aunque la visita de Xi no traerá cambios inmediatos, en palabras de Brown, forma parte de una estrategia a largo plazo: reforzando la cooperación con Francia, Hungría y Serbia, China puede demostrar a todos los Estados miembros de la UE que la colaboración puede ser realmente provechosa y beneficiosa para ambas partes.
Aparte del aspecto económico, esta gira,
la primera en cinco años, podría ofrecer a la UE una alternativa a la política exterior encabezada por Estados Unidos, e incluso distanciar a Europa de Washington, sobre todo en vista del
creciente poder de China y la cada vez menor fuerza estadounidense.