"Al igual que la Franja de Gaza, Sudán limita con Egipto. Pero el conflicto sudanés ha sido ignorado en gran medida por el resto del mundo. El llamamiento de la ONU para recaudar 2.700 millones de dólares en ayuda humanitaria para Sudán, lanzado el mes pasado, ha obtenido hasta ahora 131 millones de dólares", subraya este historiador por la Universidad de Cambridge.
Para el analista, en Washington puede palparse el "doble rasero" con el que Estados Unidos aborda los diferentes conflictos globales. En ese sentido, recuerda que, durante los primeros días del conflicto palestino-israelí en octubre pasado, el asesor de Comunicaciones de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, habló "serenamente" sobre las víctimas en el enclave palestino como consecuencia natural de "la brutalidad" de la guerra, mientras que cuando pasaron imágenes sobre Ucrania "se atragantó" al describir dicho conflicto.
"Pero todo el debate sobre el tratamiento relativo de Ucrania y Gaza pasa por alto una cuestión más amplia sobre la compasión selectiva. Las tragedias de Ucrania, Gaza e Israel reciben mucha más atención que las guerras y calamidades humanitarias en otras partes del mundo", señala Gideon Rachman.
En su análisis, el experto se pregunta qué es lo que hace que algunas tragedias y conflictos acaparen la atención mundial y otros pasen casi desapercibidos. Como ejemplo cita el movimiento Black Lives Matter, el cual fue particularmente popular y viral en Estados Unidos, mientras que, a la par, se ignoró la guerra civil en Etiopía entre el Gobierno y el Frente de Liberación del Pueblo Tigray, que comenzó en noviembre de 2020 y provocó alrededor de 600.000 muertes.
"Cuando las atrocidades masivas se desglosan en historias individuales, el impacto emocional y político es mucho más poderoso. El público mundial conoce los rostros y los nombres de los niños israelíes que fueron secuestrados el 7 de octubre y cuyo destino se desconoce, y de los niños y familias palestinos que han muerto en la ofensiva israelí contra Gaza. Millones de personas verán la película ganadora de un Oscar 20 días en Mariúpol", observa el especialista.
"Pero los nombres y destinos de los niños etíopes o sudaneses asesinados o muertos de hambre nunca recibirán la misma atención, por lo que nunca provocarán el mismo tipo de conmoción mundial", agrega Rachman.
Según el columnista británico, la baja cobertura mediática sobre determinadas guerras también tiene que ver con un asunto de negocios, ya que los grandes consorcios de información ya se dieron cuenta que resulta mucho más costoso cubrir conflictos en Sudán, Etiopía o países donde es más difícil acceder.
"Las organizaciones internacionales de noticias se dan cuenta de que sus audiencias no parecen interesarse por estas historias, que además son caras y peligrosas de cubrir. Por eso no documentan los acontecimientos con el detalle que podría suscitar la preocupación internacional", dice.
"Los partidarios de la causa palestina dicen a veces que la razón por la que se sienten tan apasionados por Gaza, pero no marchan por Sudán o Haití, es que la política occidental está directamente implicada en los acontecimientos allí. Estados Unidos suministra armas a Israel, pero no a ninguno de los dos bandos en Sudán", concluye.
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