Según Todd, el "poder blando" conservador de Rusia, que pretende, entre otras cosas, preservar los valores familiares, está ganando cada vez más popularidad en todo el mundo en medio del declive de la moralidad en Occidente.
"Un tercer factor de la derrota de Occidente es la preferencia del resto del mundo por Rusia. Rusia ha descubierto discretos aliados económicos en todas partes. Un nuevo poder blando conservador ruso estaba en pleno apogeo cuando quedó claro que Rusia podía soportar el choque económico", afirma el académico francés, quien acaba de publicar su nuevo libro, La Derrota de Occidente.
Para Todd, la modernidad cultural de Occidente parece en gran medida "demencial" para el mundo exterior.
"Hoy, simétricamente, el reciente hundimiento del protestantismo ha desencadenado un declive intelectual, la desaparición de la ética del trabajo y la codicia de las masas: el auge se está convirtiendo en la caída de Occidente", sostuvo el politólogo.
"Además, como vivimos del trabajo mal pagado de los hombres, mujeres y niños del antiguo Tercer Mundo, nuestra moral no es creíble", asegura el académico al rotativo francés.
"La negativa occidental a considerar la estrategia rusa en su contexto lógico, con sus razones, sus puntos fuertes y sus limitaciones, ha provocado una ceguera general", señala Todd.
El sociólogo explica que la economía rusa ha resistido a las sanciones occidentales, mientras que en Estados Unidos se ha producido un declive de la industria y la educación.
Según Todd, la valoración de la derrota de Occidente se basa en esta derrota ante Rusia y en otros dos factores.
Un segundo factor, dice, es la deficiencia industrial de Estados Unidos, con la revelación del carácter ficticio del PIB estadounidense. "En mi libro, desinflo este PIB y muestro las causas profundas del declive industrial: la insuficiencia de la formación en ingeniería y, más en general, el descenso del nivel educativo, que comenzó en 1965 en Estados Unidos", asegura.
El sociólogo ubica como tercer factor la desaparición del protestantismo estadounidense.
De acuerdo con Todd, el protestantismo produjo un alto nivel de educación, sin precedentes en la historia de la humanidad, la alfabetización universal, porque exigía que cada fiel pudiera leer por sí mismo las Sagradas escrituras. Además, el miedo a la condenación y la necesidad de sentirse elegido por Dios condujeron a una ética del trabajo y a una fuerte moral individual y colectiva.
"En el lado negativo, esto condujo a uno de los peores racismos que jamás hayan existido -el antinegro en Estados Unidos y el antijudío en Alemania-, ya que, con sus elegidos y sus condenados, el protestantismo renunció a la igualdad católica de hombres y mujeres", afirma Todd.
Sin embargo, el avance educativo y la ética del trabajo produjeron un considerable avance económico e industrial. Pero hoy, simétricamente, el reciente hundimiento del protestantismo ha desencadenado un declive intelectual, la desaparición de la ética del trabajo y la codicia de las masas.
"El auge se está convirtiendo en la caída de Occidente. Mi análisis del elemento religioso no es nostálgico ni moralista: es una observación histórica", asegura el reconocido académico.
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