Al mediodía de este 1 de noviembre, día de Todos Santos, las almas de los difuntos habrían bajado del cielo a la tierra para disfrutar de 24 horas en sus casas, en compañía de sus familias y seres queridos. Esta es la creencia que sustenta una fiesta sui géneris en Sudamérica, cuyos cimientos se encuentran en cultos de las civilizaciones precolombinas.
Desde hace casi cuatro años, esta fecha es aún más especial para varias familias cochabambinas. El 15 de noviembre de 2019, a tres días de asumir la presidencia de facto, Jeanine Áñez mandó a reprimir una marcha de miles de campesinos, mayormente cocaleros del Trópico de Cochabamba, donde viven las bases más leales al expresidente Evo Morales (2006-2019).
Según informes de organizaciones de derechos humanos, policías y militares dispararon a la población hasta asesinar a 10 personas, todos hombres jóvenes, en lo que se conoce como la masacre de Sacaba.
A dos semanas de cumplirse cuatro años de aquel acto de represión, familiares de las víctimas se reunieron en los nichos que construyeron a metros del puente Huayllani, que une a los municipios de Sacaba y Cercado, en Cochabamba.
20 de noviembre 2022, 04:00 GMT
"Los muertos llegan primero al lugar donde fallecieron"
Un techo de chapa protege del calor cruel del noviembre cochabambino. Allí hay 12 retratos suspendidos, con la suma de dos hombres que fallecieron después de la masacre.
Ante sus imágenes, las familias tendieron una mesa repleta de alimentos y bebidas: sopas, panes, frutos, carne, alfajores, garapiña y agua de horchata, entre muchos otros. Pintaron de blanco los nichos donde depositan flores en memoria de los caídos. Adornaron el ambiente y las cruces con guirnaldas y varios patujú.
Las mujeres que prepararon la mesa explicaron a Sputnik que "los muertos llegan primero al lugar donde fallecieron". En los alrededores todavía se encuentran huecos de balas que atravesaron paredes de adobe y postes de metal.
"Hoy es día de los difuntos aquí en Bolivia. En este lugar estamos recordando a nuestros fallecidos en defensa de la democracia. Hoy nos visitan al mediodía y nos acompañan, también degustan todo lo que hay en la mesa", explicó la señora Dolores.
Luego de comer, las almas irán a otros sitios que marcaron su vida. "Mañana más van a estar, caminarán donde caminaban, visitarán lugares familiares, sus casas", dijo la familiar de Emilio Colque León.
Mientras hablaba, un racimo de bananas cayó de una silla al suelo. "Ahí está la demostración de que están presentes las almitas", concluyó.
"Hacemos esta mesa con mucho cariño para nuestros jóvenes que fueron asesinados por el Gobierno de Jeanine Áñez (2019-2020)", agregó Dolores. La familiar lamentó que, pasados cuatro años de la masacre, aún no haya una sentencia firme para las y los culpables.
"Hay muchos casos de papás que han perdido a hijos únicos. Uno de ellos, Roberto Sejas, era papá y mamá de sus dos hermanitos menores y ahora están sufriendo esos niños", comentó.
Entre los presentes estaba Ambrosio Yucra, quien recibió una bala en la pierna derecha, por lo cual quedó parcialmente incapacitado. Cuatro años atrás en estas mismas calles de tierra y polvo cayó herido, mientras a su alrededor fueron asesinadas cuatro personas.
"Hoy es día de dar la bienvenida a nuestras almitas. Estamos acá para armar la mesa, como es la costumbre y la tradición de Cochabamba. Llegamos a este día con mucha preocupación y tristeza, porque lamentablemente hasta la fecha no tenemos justicia", dijo a Sputnik la defensora María Javier, abogada de las familias de las víctimas.
Decenas de personas pasaron frente a los retratos de Omar Calle Siles, Plácido Rojas Delgadillo, Lucas Sánchez Valencia, Armando Caraballo Escobar, César Sipe Mérida, Emilio Colque León, Roberto Sejas Escobar y Juan López Apaza, quienes fueron asesinados el mismo 15 de noviembre de 2019.
Marcos Vargas Martínez falleció al día siguiente, mientras que Julio Pinto estuvo siete meses con una bala en su cráneo hasta morir el 11 de junio de 2020.
Gerardo Puma comentó que se debe agregar un nombre más, el de Roberto Jukumari, quien falleció en septiembre de 2022 por secuelas de los golpes recibidos en la masacre, según los familiares.
"Es triste recordar que un 15 noviembre de 2019 en este lugar, en este puente, varios de nuestros hermanos derramaron sangre y dieron su vida en busca de la democracia", dijo Puma a Sputnik.
Varios familiares y sobrevivientes reclamaron al Gobierno más celeridad para avanzar en las causas judiciales relacionadas con la masacre.
Una celebración ancestral
La fiesta de Todos Santos está vinculada a cultos de la fecundidad desarrollados por civilizaciones andinas, como la tiwanakota, aymara, quechua e inca. Según investigadores consultados por Sputnik, este festejo se relaciona con el inicio de la temporada de lluvias y del cultivo de alimentos.
De acuerdo con este culto, para esta época las familias buscaban a sus antepasados momificados y encerrados en nichos de piedra, denominados chullpares.
Durante la celebración les convidaban a los difuntos alimentos y bebidas, con el objetivo de que intercedan ante las fuerzas superiores y, así, obtener buenas lluvias y buenas cosechas.
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