Ante las críticas de los sectores industriales y comerciales a la falta de previsión sobre una sequía pronosticada con meses de anticipación, el Gobierno de Guillermo Lasso recurrió a la compra de energía electrica proveniente de Colombia y Perú, mediante negociaciones directas con los presidentes Gustavo Petro y Dina Boluarte.
"Llama profundamente la atención que el operador nacional de electricidad (Cenace) haya alertado sobre esta situación desde enero y no se hayan tomado cartas en el asunto, ni planificado con la debida anticipación. Las autoridades no han incorporado la generación de energía necesaria de acuerdo con la planificación de la demanda",
sostiene un comunicado conjunto de la Cámara de Industrias y Producción y la Cámara de Comercio de Quito.
La crisis energética ha afectado a la totalidad del sector productivo e industrial del país, que pierde alrededor de 18 millones de dólares por cada hora sin energía eléctrica.
Asimismo, de 1.000 industrias ecuatorianas consultadas, solo 45
cuentan con una planta propia para generar la energía necesaria en sus procesos productivos.
Los cortes de energía, que comenzaron el 27 de octubre, se llevarán a cabo hasta el 15 de diciembre. "Entonces se empezaría o bien a importar la energía de Colombia, o bien a utilizar las centrales termoeléctricas privadas nacionales, a través de contratos ya sea de arrendamiento o de compra de energía. Pero hay que considerar que esta energía cuesta 11, 12 o más veces lo que cuesta la energía hidroeléctrica", precisó el economista.
"Estamos hablando de un costo que asume el país. Se desconoce si habrá ajustes en la tarifa, lo que significaría que va directamente a la estructura de costos de las empresas, o si es que lo asumiría el Estado", observó.
Según el experto, no ha habido una adecuada planificación en los cortes programados. "Lo que hemos vivido durante los últimos cuatro o cinco días ha sido que los cortes son un poco inesperados y las pequeñas empresas, las fábricas, no logran planificar un poco su producción en torno a eso", denunció.
Para resolver este problema "la tenemos bien complicada y porque las inversiones necesarias no se resuelven de la noche a la mañana", advirtió Ramos.
Las soluciones que plantea el Gobierno son "muy caras. He mencionado lo de la
importación de energía de Colombia, pero también se ha planteado la renta de centrales termoeléctricas, o comprar energía a centrales privadas, y esto genera también dudas acerca de cómo se van a hacer los contratos", enfatizó.
Si bien el analista reconoce que existe una sequía sin precedentes y que la mayoría de la generación eléctrica del país proviene de las centrales hidroeléctricas, "había un plan maestro aprobado en el 2020 que incluía la inauguración de 10 hidroeléctricas nuevas en diferentes cuencas, de las cuales se han inaugurado solo dos".
De acuerdo con Ramos, durante la década de 2010 se invirtieron unos 6.000 millones de dólares por año en generación de energía. "Pero eso también requiere mantenimiento y eso no se ha hecho bajo la premisa, sobre todo a partir del 2017, de que había que entrar en cierta austeridad, que implicaba a la inversión pública", acusó.
Este problema de inversión "no solo nos ha causado dificultades en términos de energía, también nos ha causado dificultades en términos de seguridad, en términos de educación, en términos de salud. Nos encontramos con muchos problemas por la falta de inyección de recursos públicos, en distintos sectores", lamentó Ramos.