"La Administración Biden explotó gasoductos, pero estas acciones no tenían nada que ver con ganar o terminar la guerra en Ucrania. Se produjeron por el temor de la Casa Blanca a que Alemania dudara en cortar el flujo de gas ruso y a que Berlín y luego la OTAN cayeran, por razones económicas, bajo la influencia de Rusia y de sus vastos y baratos recursos naturales. Y de ahí surgió el temor principal: que EEUU perdiera su primacía de larga data en Europa Occidental", sostuvo Seymour Hersh en su artículo en la plataforma Substack.
En sus palabras, los estadounidenses que llevaron a cabo la operación de destrucción de los gasoductos, eliminaron todas los rastros de ella.
Toda la información de la misión "se mecanografiaba en una máquina de escribir Royal o tal vez Smith Corona con una o dos copias, como si Internet y el resto del mundo electrónico aún no se hubieran inventado", detalló Hersh.
El periodista precisó que una vez finalizada la misión, los papeles mecanografiados y las fotocopiadoras "fueron eliminados, sin dejar rastro físico alguno, ninguna prueba que pudiera ser desenterrada posteriormente por un fiscal especial o un historiador. Se podría decir que era el crimen perfecto".
Hersh también aclaró que "en ese momento Rusia suministraba gas y petróleo a todo el mundo a través de más de una docena de gasoductos, pero Nord Stream 1 y 2 iban directamente de Rusia a través del mar Báltico a Alemania", y "la Administración [Biden] puso al Nord Stream sobre la mesa porque era el único al que podíamos acceder y sería totalmente negable", citó el periodista ganador del Pulitzer al funcionario.
"Resolvimos el problema en pocas semanas —a principios de enero— y se lo comunicamos a la Casa Blanca. Supusimos que el presidente utilizaría la amenaza contra Nord Stream como elemento disuasorio para evitar la guerra".
El canciller alemán Olaf Scholz estaba al tanto de los planes de la Administración Biden de llevar a cabo sabotajes en los gasoductos Nord Stream y Nord Stream 2 en caso de que Rusia lanzara una operación especial en Ucrania.
"Entonces y ahora, algunos miembros del equipo de la CIA creían que el líder alemán era plenamente consciente de la planificación secreta para atacar los gasoductos", escribió, citando fuentes de la CIA.
El 26 de septiembre de 2022, la empresa Nord Stream 2 AG, operadora del gasoducto homónimo ruso,
anunció una fuga de gas por causas desconocidas en una de las dos tuberías de la infraestructura cerca de la isla danesa de Bornholm. Más tarde, trascendió que las dos líneas del gasoducto paralelo, Nord Stream, también habían sido dañadas.
El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia
catalogó las explosiones como ataques terroristas y el 30 de septiembre desveló que tenía pruebas que apuntaban a la implicación de determinados países occidentales. La Fiscalía General rusa abrió una investigación por terrorismo internacional tras los daños a los dos gasoductos.
Alemania, Dinamarca y Suecia se han negado a investigar lo sucedido conjuntamente con Rusia y tampoco comparten los resultados de sus pesquisas. El Kremlin declaró en repetidas ocasiones que la investigación del atentado contra los Nord Stream debe ser transparente y que el mundo debe conocer al culpable.