La espiralización parece no tener fin. La devaluación del 22% anunciada tras la súbita victoria de Javier Milei en las primarias presidenciales impactó de lleno en las góndolas, donde se registraron incrementos de hasta el 30% en ciertos rubros. Presionado por el FMI, el Gobierno argentino afronta dos meses de extrema fragilidad con la misión de evitar un cataclismo económico.
El 6,3% de inflación mensual que arrojó julio puede quedarse corto ante a la vorágine de remarcación de precios desatada, apenas se anunció que el dólar oficial pasaría de los $290 a los $365, en un marco de acuciante carencia de divisas. La medida no alcanzó para frenar las presiones devaluatorias, ya que el dólar blue —la cotización ilegal— trepó de $605 a $780 en apenas tres días: una escalada del 30%, que mantiene la brecha cambiaria por encima del 100%
El impacto fue inmediato. Mientras que los combustibles aumentaron 12,5% —valor que se monta sobre el 4,5% autorizado el 1 de agosto—, alimentos frescos como carne, verdura y pan registraron incrementos de hasta el 30%.
Como acto reflejo, el Gobierno anunció la renovación del programa Precios Justos para que las subas de ciertos productos no excedan el 5% mensual durante los próximos 90 días.
Por la cornisa
"Hoy no hay precio: no venden porque no saben a qué valor van a reponer el stock, y probablemente esperen unos días para hacerlo", explica a Sputnik Martín Kalos, economista y director de EPyCA Consultores. "En muchos casos se paralizaron las ventas: ya no hay referencias en las góndolas", agrega.
El economista Ismael Bermúdez, en diálogo con Sputnik, sostiene que "la situación se ha agravado considerablemente porque, tras la devaluación, ocurrió un salto en los dólares alternativos y una remarcación de precios muy fuerte, del orden de hasta el 20% en algunos productos, e incluso más".
"Los precios de los alimentos ya se están disparando: hay remarcaciones sobre todo en la carne, que incide mucho en la canasta de consumo", explica el investigador.
Ambos analistas coinciden en la incidencia determinante que tuvo el imprevisto triunfo del histriónico candidato libertario Javier Milei en las elecciones primarias, en las que cosechó el 30% de los votos, relegando al oficialismo al tercer puesto (27,3%), pero también superando a la coalición opositora Juntos por el Cambio (28,3%), considerada favorita por la mayoría de las encuestas.
"La devaluación sobreviene al resultado electoral, que mostró al Gobierno en una situación de profunda debilidad. El panorama ahora es totalmente incierto: estamos frente a un escenario de tres tercios de votos donde cualquiera puede ganar. La situación hoy es terriblemente peor que la que había la semana anterior a las primarias", afirma Bermúdez.
"Hoy no hay de dónde agarrarse", remarca el especialista.
Ante el impacto del batacazo electoral y las consiguientes medidas anunciadas, las consultoras auguran que el 6,3% de inflación de julio podría ser ampliamente superado en las siguientes mediciones: "Pese al número de julio, lo que tenemos lamentablemente por delante es una aceleración que puede llegar tranquilamente al 10% o más, tanto en agosto como en septiembre", señala Kalos.
Un acto reflejo
El perfil radicalizado de Milei es el que despierta alertas en los actores: su discurso de "prender fuego el Banco Central" alimentó una inmediata reacción adversa en los mercados, la cual luego sería atenuada.
En un diálogo con Sputnik, Javier Timerman —analista financiero y titular del grupo AdCap— sostiene que "el escenario es preocupante porque lo que el mercado premia es la certidumbre. En las encuestas no podemos confiar, y en lo que vaya a hacer Milei si gana tampoco"
"Con el triunfo de Milei, la fragilidad económica es parte del escenario pre y poselecciones, no desapareció: al contrario, yo diría que se acentuó", agrega Kalos.
Devaluación y tasas de interés
En una situación de franca vulnerabilidad, en la que el Banco Central registra un saldo negativo de las reservas netas superior a los 10.000 millones de dólares —tras la histórica sequía que azotó al país—, medidas como la devaluación y la suba de tasas de interés, que llevan a la tasa efectiva anual al 209%, pueden resultar insuficientes.
"No están dadas las herramientas para anclar las expectativas con estos anuncios. Con reservas negativas, ¿cómo puede asegurarse que en el corto plazo no habrá una nueva devaluación?", se pregunta Bermúdez.
Bajo la perspectiva de Kalos, la política instrumentada puede resultar inconducente: "Va a agravar la aceleración inflacionaria sin resolver los problemas. Sin un plan de estabilización, el aumento de precios va a volver a atrasar el tipo de cambio, obligando al Gobierno a devaluar de nuevo".
"Si todo se refleja en los precios, la devaluación no va a traer demasiados beneficios, como sería robustecer las reservas del Banco Central. El problema es que queda muy poco tiempo para implementar políticas de estabilización. Y, además, queda mucho tiempo sin certezas sobre cuál será el nuevo Gobierno", advierte Timerman.
El gran elector
A pesar de las responsabilidades adjudicables a la gestión gubernamental —y a las condiciones exógenas como la sequía—, los analistas posan la mirada sobre el rol del FMI, organismo de determinante influencia en las políticas económicas a partir de la tutela iniciada en 2018 cuando el expresidente Mauricio Macri (2015-2019) contrajo la deuda récord de 44.000 millones de dólares.
Mediante la promesa de adelantar desembolsos por 7.500 millones de dólares en agosto —los cuales son requeridos como agua en el desierto— la incidencia del Fondo en la devaluación resulta insoslayable: "El FMI fue el que propició la devaluación del peso, y debió ser muy consciente de que iba a originar esta situación extrema", denuncia Bermúdez.
"Evidentemente el Fondo se metió en la interna argentina desde el momento en que demoró los desembolsos. Al esperar al resultado de las elecciones, obligó al Gobierno a recurrir a alternativas como los yuanes provenientes de China, y ahora se desentiende", dice el investigador.
21 de junio 2023, 01:20 GMT
Según Kalos, "el problema es que era imposible no devaluar, porque es una exigencia del FMI. Y este es un jugador de muchísimo peso por la dependencia que tenemos: es el acreedor de una deuda que no podemos pagar, entonces hay que ceder frecuentemente con condiciones"
"Al necesitar los desembolsos del organismo para robustecer las reservas, no hay muchas opciones para resistir a sus exigencias: si se dispara una corrida cambiaria, ¿el Banco Central tiene dinero para intervenir? Casi nada. Por eso el desembolso del FMI es fundamental para evitar futuras corridas cambiarias", plantea el consultor.
Administrar la escasez
Las semanas que separan al Gobierno de las elecciones generales del 22 de octubre —en las que se definirá al presidente o, en su defecto, a los dos contendientes que disputarán el balotaje el 19 de noviembre— traerán aparejadas un cúmulo de desafíos para el ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa.
Bermúdez considera que "es muy compleja la situación de Massa porque no tiene instrumentos como para sacar un conejo de la galera. La devaluación la impuso el FMI, que si ahora le hace otra exigencia como condición para mandar los desembolsos, él tendrá que aceptarla".
"El propio ministro de economía quedó muy golpeado. Casi que no puede controlar el tipo de cambio ni la inflación, que puede dispararse hasta superar ampliamente el 10% mensual", advierte el investigador.
En materia de contención social, sin embargo, el financista Timerman identifica una luz de esperanza para intentar paliar la posición de los sectores más vulnerables —ante una pobreza que roza el 40% de la población—, aún vigente el acuerdo con el FMI.
"Yo creo que los instrumentos que el Gobierno tiene a su disposición, va a tratar de acomodarlos a los sectores más postergados. Ese tipo de políticas creo que van a continuar porque son paliativas en el corto plazo, y porque seguramente el Fondo las aprobó ante esta situación grave", explica el inversor.
"Creo que el Fondo ya hizo lo que tenía que hacer y que no va a querer quedarse pegado ahora. Si se aprueba el desembolso, me parece que el FMI va a correrse un poco de esta disputa tan intensa que vamos a tener hasta las elecciones generales. Son dos meses, me parece que ya el Fondo no va a querer ser parte de esto, a menos que haya una feroz corrida cambiaria", afirma el titular de AdCap.
Para Timerman, el tiempo que resta hasta los comicios del 22 de octubre estará signado por "la capacidad que tenga el Gobierno para hacer acuerdos cortoplacistas que mantengan el tipo de cambio anclado y la inflación dentro de todo controlada, con acuerdos que, si bien en el mediano plazo van a tener que ser reemplazados por políticas de estabilización, pueden ser suficientes para llegar a las elecciones".
No te pierdas las noticias más importantes
Suscríbete a nuestros canales de Telegram a través de estos enlaces.
Ya que la aplicación Sputnik está bloqueada en el extranjero, en este enlace puedes descargarla e instalarla en tu dispositivo móvil (¡solo para Android!).
También tenemos una cuenta en la red social rusa VK.