"Para Biden y su Administración, al menos en el plano ideológico, en el plano de la descripción del mundo, todo se divide en buenos y malos (...) En esta línea discurre la lógica del razonamiento de que está EEUU y su "política exterior es genial" y están todos los demás, incluida China y su presidente Xi Jinping, representante de la autocracia, con quien el país competirá y luchará", comenta el investigador del Centro de Estudios Europeos e Internacionales, investigador del Departamento de Economía y Política Mundial de la Escuela Superior de Economía, Lev Sokolshchik.
Agrega que tal presión "está en consonancia con la campaña electoral". El investigador subraya que esta lógica del razonamiento de Biden es coherente con la concepción de la política exterior estadounidense, en la que "existe una noción, bastante simplista, que la política mundial es una contienda entre democracia y autocracia".
Sokolschik considera que los intentos del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, de llamar la atención de China durante su visita a Pekín fueron un indicador de la débil posición de Washington en estas conversaciones, que Biden intenta compensar con "declaraciones enérgicas".
"Pekín se negó a una comunicación militar y tardó mucho tiempo en acordar una reunión con Blinken que solo duró 35 minutos (...) Para mitigar esta posición de debilidad, de hecho se están haciendo declaraciones contundentes dirigidas al público nacional", afirma.
Según el experto, "la política exterior estadounidense es rehén de la política interna", una tendencia que también se observó en la política del anterior jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, en su enfrentamiento con Rusia.
"Las prioridades de la política nacional están en lo más alto de la agenda. La lucha política interna determina en gran medida la política exterior, lo que es muy peligroso", subraya.
Existe toda una serie de contradicciones entre Washington y Pekín, como la cuestión de Taiwán, las intenciones de EEUU de desplegar submarinos nucleares en Corea del Sur, las disputas territoriales entre Japón, aliado de EEUU en la región, y China, por lo que es prematuro hablar de cambios positivos, indica el experto.
"Estas relaciones se están desarrollando en la línea de la rivalidad y la confrontación. Así seguirán desarrollándose por muchos factores", resume.
El presidente estadounidense, refiriéndose al incidente del globo chino, calificó de "dictador" al mandatario chino, informó Reuters. Sin embargo, solo un día antes, Biden había afirmado que las relaciones entre Washington y Pekín iban "por buen camino" y que la reunión entre Antony Blinken y el presidente chino había propiciado avances.
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