Aunque hoy en día suene como un concepto del futuro e insólito, las centrales nucleares flotantes no son algo nuevo y su historia se remonta a los años 1960.
Conceptualmente, se trata de unos buques que están equipados con reactores nucleares que están allí no solo para proporcionar energía a los propios buques, sino también para suministrarla a consumidores externos.
¿Para qué sirven?
Las centrales nucleares flotantes se pueden desplazar a regiones donde se necesita una fuente de energía potente y fiable, pero no es posible construir una terrestre, ya sea por cuestiones económicas o técnicas.
También se pueden enviar a zonas dónde se planea la explotación de recursos naturales, pero no se contempla la construcción de urbes. O dicho de otro modo, estas centrales son convenientes cuando la necesidad de una potente fuente de energía va a ser solo temporal, y no tiene sentido económico construir allí una central eléctrica en toda regla, ya sea atómica o convencional.
¿Por qué Rusia lidera en este campo?
Cabe señalar que el primer buque de este tipo —el MH-1 Sturgis— se introdujo en EEUU en 1967 y se usó en el canal de Panamá durante siete años, hasta que allí apareció una central eléctrica convencional que podía proporcionar la cantidad de energía suficiente para el funcionamiento correcto de esta importante infraestructura.
Sin embargo, el MH-1 Sturgis presentaba una serie de inconvenientes, entre los cuales figuraban un reactor con una potencia relativamente baja y un mantenimiento complejo. De hecho, hacía falta reemplazar su combustible una vez al año, lo cual significaba que durante este proceso el buque no estaba operativo.
En EEUU este concepto no vio una continuación, pero si atrajo atención en la Unión Soviética, donde se desarrollaron varios proyectos. Sin embargo, con el colapso de la URSS, este tipo de buques cayeron en el olvido hasta la década de 2000.
La cúspide de estos proyectos es el Akademik Lomonosov: la primera central nuclear flotante de Rusia.
Akademik Lomonosov
Estrictamente hablando, no es un buque, sino una gigantesca barcaza que necesita buques remolcadores para desplazarse. Esto tiene lógica, pues la gran parte del tiempo se encuentra fija al lado de una orilla, por lo cual, no tenía sentido dotarla de su propia planta motriz.
Mide 144 metros de eslora, tiene una manga de 30 metros y un desplazamiento de 21.500 toneladas. Gracias a un alto grado de automatización, la tripulación consta de tan solo 70 personas.
Para generar la electricidad, el Akademik Lomonosov tiene dos reactores nucleares de agua a presión KLT-40, cada uno de los cuales genera hasta 35 megavatios. De hecho, son los mismos reactores que se pueden ver en los rompehielos rusos, donde sirven de plantas motrices.
Al final, esta central es capaz de suministrar hasta 60 megavatios limpios a la red eléctrica, además de una gran cantidad de agua caliente para la calefacción y una enorme cantidad de agua desalinizada.
Con esta energía basta para abastecer a una gran instalación industrial o a una pequeña ciudad de unos 100.000 habitantes.
Una de sus grandes ventajas, es que tiene su propio sistema de almacenamiento de combustible nuclear, por lo cual puede recargarse a sí misma. Así, sus períodos de mantenimiento son de entre 10 y 12 años, lo cual es 10 veces más que en centrales nucleares flotantes anteriores.
Proceso de carga del combustible nuclear dentro de los reactores de la central flotante Akademik Lomonosov
© Foto : Rosatom
En términos de seguridad, tiene muchos sistemas de protección y además no se desplaza a menudo, por lo cual, el riesgo de que le ocurra algo y pueda dañar el medioambiente es absolutamente mínimo.
Su construcción comenzó en 2007 y en 2020 ya está suministrando energía en la región rusa de Chukotka.
¿En qué se diferencian de otros buques con reactores nucleares?
Desde hace décadas se emplean distintas clases de buques con una planta motriz nuclear, como los portaviones y los rompehielos. Sin embargo, las centrales nucleares flotantes son mucho más complejas por una serie de razones.
En primer lugar, deben generar una potencia mucho mayor, pues no solo tienen que mantenerse, sino también proporcionar electricidad al consumidor externo, de manera estable y fiable.
De tal modo, su construcción requiere de una combinación de tecnologías de centrales nucleares y buques con este tipo de plantas motrices.
Por último, su operación requiere también de instalaciones e infraestructura que normalmente no hace falta en portaviones o rompehielos, lo cual también acarrea dificultades adicionales. Un ejemplo de ello es el almacenamiento de combustible nuclear y sistemas de reabastecimiento internos.
1 de junio 2023, 16:43 GMT