"Una compañía de fuerzas especiales se dirige a la ciudad, a la iglesia Alexander Nevski. Es probable que las autoridades hayan decidido tomar la iglesia por la fuerza", afirma el sindicato en un comunicado en su canal de Telegram.
El 2 de abril, desde la Iglesia ortodoxa canónica ucraniana informaron de que una multitud había intentado asaltar la catedral de Jmelnitski. Poco después, la Iglesia declaró que los clérigos habían sido expulsados del territorio de la catedral. El periódico Obshestvennoye escribió que las tropas de asalto celebraron una reunión en la que votaron transferir la catedral a la Iglesia cismática de Ucrania y entregaron las llaves a una "comisión" que entró en la iglesia y comenzó a hacer el inventario de la propiedad.
El 10 de marzo, el museo estatal ucraniano, que ocupa una parte de los edificios del Monasterio de las Cuevas de Kiev, exigió que los monjes de la Iglesia ortodoxa ucraniana canónica, supeditada al Patriarcado de Moscú, abandonaran sus inmuebles antes del 29 de marzo. Desde el Kremlin afirmaron que Rusia condena enérgicamente el desalojo de los monjes del Monasterio de las Cuevas de Kiev y la presión que ejercen las autoridades de Ucrania sobre los clérigos y la Iglesia ortodoxa canónica.
Con el apoyo de las autoridades, ultranacionalistas y cismáticos, el régimen de Kiev ha atacado a clérigos y creyentes. Realizan registros en iglesias y monasterios.
El patriarca Kiril de Moscú y toda Rusia calificó la persecución contra la Iglesia ortodoxa ucraniana como una burla del principio de los derechos humanos y las libertades, e instó a los líderes religiosos y a las personalidades internacionales impedir el cierre del Monasterio de las Cuevas de Kiev.
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