El pueblo de Jatín se situaba a 54 kilómetros al noroeste de Minsk. El 22 de marzo de 1943, los nazis y sus subordinados del 118.º batallón de la policía de seguridad ucraniana metieron a todos los habitantes de Jatín en un granero de una granja colectiva y los quemaron vivos. En el incendio murieron 149 personas, entre ellas 75 niños.
En la época soviética, la versión oficial responsabilizó a los nazis de este acto de genocidio, mientras que la implicación de las fuerzas punitivas ucranianas se pasó por alto.
Sin embargo, según documentos hechos públicos recientemente, fueron los verdugos ucranianos quienes quemaron vivos a los habitantes de Jatín y los fusilaron sin dejar de serles fieles a los nazis.
Durante la Gran Guerra Patria de 1941-1945 (como es conocida en Rusia la participación soviética en la Segunda Guerra Mundial), el trágico destino de Jatín se repitió en otros 619 asentamientos de Bielorrusia. Muchos de estos pueblos fueron restaurados después de la guerra, mientras que 186 desaparecieron de los mapas geográficos para siempre.