El Gobierno brasileño, en línea con sus propuestas de campaña, apostará por una reforma fiscal en su país que asegure que el que gane más pague una mayor tributación.
El vicepresidente brasileño y ministro de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios, Geraldo Alckmin, aseguró el pasado 2 de diciembre que la modificación del régimen fiscal de Brasil es vital para la reindustrialización de la economía más grande de la región.
Alckmin adelantó que el Gobierno trabajará en el 'costo Brasil' —el costo de hacer negocios en el país— así como en mejorar el ambiente de negocios, generar empleo y reindustrializar la nación. Este proceso, además, estaría fuertemente vinculado a una agenda sostenible con la que Brasil pueda convertirse en "el gran protagonista del proceso de descarbonización global".
El sistema tributario actual de Brasil está basado principalmente en el consumo. Este representa el 44% de todo lo que se recauda para inversión pública, según Pra ser justo, un movimiento integrado por representantes de la sociedad civil que aboga por una reforma tributaria en Brasil.
El colectivo señala que para la población de menos recursos el impuesto sobre el consumo representa un 26% de todo el presupuesto familiar, mientras que para las familias más ricas, constituye solamente el 10%. Para las empresas, en tanto, es el más costoso del mundo, entre un listado de 141 países que toma datos del Foro Económico Mundial.
La propuesta de Lula "busca una reforma tributaria solidaria, justa y sostenible que simplifique los impuestos para que los pobres paguen menos y los ricos paguen más", propone el programa de la coalición "Brasil da Esperança" (Brasil de la esperanza) con la que Lula llegó al Gobierno.
La reforma pretende ser construida desde una perspectiva de desarrollo, reduciendo la tributación al consumo y corrigiendo la injusticia fiscal. Entre las modificaciones anunciadas está la reforma del Impuesto a la Renta (IR) con el objetivo de reducir las desigualdades.
En este sentido, durante la campaña electoral se planteó eximir del impuesto a las personas que perciban ingresos de hasta 5.000 reales (944 dólares) e instituir la tributación de utilidades y dividendos. La propuesta también incluiría la creación de tasas para altos ingresos y revisiones en la tributación de las herencias, de acuerdo con el portal brasileño.
Esta no es la primera vez que Lula busca impulsar una reforma tributaria al consumo. Tanto en 2003 como en 2008 fueron presentadas dos Propuestas de Enmienda Constitucional (PEC 41/2003 y 233/2008) con ese fin, pero fueron obstaculizadas por el Congreso, según el propio mandatario.
Lula ya ha manifestado su intención de proponer rondas de negociaciones sobre el tema que incluya la participación del sector empresarial, el político y la representación de los trabajadores.
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