Finalmente, tras 36 años de espera, los argentinos volvieron a salir a las calles para celebrar la tan ansiada obtención de la tercera Copa del Mundo en su haber. Si la pasión rioplatense llegó a teñir de celeste y blanco a Catar, a más de 13.000 kilómetros de distancia, lo vivido en el país tras el triunfo ante Francia quedará marcado como uno de los festejos más multitudinarios de su historia.
Desde banderas con el rostro de Diego Armando Maradona hasta paraguas albicelestes y máscaras con el rostro del papa Francisco: los cientos de miles de fanáticos presentes en el Obelisco de Buenos Aires (centro) celebraron desaforadamente el título mundial, en sintonía con los festejos más austeros ante cada victoria del seleccionado dirigido por el entrenador Lionel Scaloni.
Una persona sostiene una bandera de Diego Armando Maradona durante los festejos de Argentina por su tercera Copa del Mundo
© Sputnik / Juan Lehmann
Bajo el liderazgo de un deslumbrante Lionel Messi, Argentina derrotó a Francia por 4 a 2 en la tanda de penales, tras haber finalizado el tiempo suplementario con un empate parcial de 3 a 3. El desenlace del encuentro se tradujo en una explosión de toda la pasión contenida durante toda la competencia.
La masiva peregrinación al Obelisco comenzó apenas finalizó el encuentro, pasadas las 15:00 horas (hora local).
Decenas de automóviles, motos y micros empezaron a poblar las calles: aunque el protagonismo lo tuvieron los miles de peatones que decidieron caminar más 10 kilómetros para llegar al epicentro del festejo.
"No puedo más del cansancio: terminé agotada del estrés por el partido. Pero había que venir caminando igual. Era una promesa que hicimos con mi marido", cuenta Lorena, quien se acercó desde Avellaneda, en la provincia de Buenos Aires, al sur de la capital.
Niños, adolescentes, adultos jóvenes y mayores: todos entonaron el tan anhelado grito de "dale campeón" que signó una tarde inolvidable.
"Nunca fui tan feliz como hoy. Creo que el desahogo es general, porque por más que estemos mal económicamente, la alegría de hoy nos mejoró el año a todos los argentinos", dice a Sputnik Gabriel, de 43 años, quien de niño había visto celebrar a su país en el Mundial de México de 1986.
Lo que hasta esta semana era el sueño máximo de un país atravesado por la cultura del fútbol, hoy es una realidad. Messi y compañía pudieron levantar el trofeo más ansiado del planeta y reafirman como nunca la letra de la canción que marcó el año para los rioplatenses: "Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar. Quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial".
Argentina continúa enfrentando grandes desafíos en varios frentes desde el punto de vista económico, pero el cierre del 2022 dibujará, sin duda, una sonrisa en el rostro de cada uno de sus habitantes.
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