El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador consideró lamentable que "por intereses de las élites económicas y políticas", el ambiente de confrontación y hostilidad contra Pedro Castillo llevó al exmandatario peruano a tomar decisiones que le sirvieron a sus adversarios para "consumar su destitución".
"Ojalá se respeten los derechos humanos y haya estabilidad democrática en beneficio del pueblo", expresó López Obrador.
Mientras que el secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, lamentó lo sucedido en el país suramericano y pidió que se respeten la democracia y los derechos humanos del pueblo peruano.
Por su parte, el expresidente de Bolivia, Evo Morales, expresó su profunda preocupación por la crisis política que atraviesa Perú e hizo un llamado a respetar la seguridad, el derecho a la vida y la convivencia pacífica y democrática.
"Que se respete ante todo la Constitución y los más altos intereses del pueblo peruano", comentó Morales.
Igualmente se lamentó por el rechazo de "la oligarquía peruana y el imperio estadounidense" en contra de los líderes sindicales e indígenas que llegan al gobierno.
"La crisis política que afecta al hermano pueblo peruano, al Perú profundo especialmente, fue provocada por la conspiración permanente de la derecha fujimorista y medios derechistas contra un gobierno elegido en las urnas cuyo "delito imperdonable" fue representar a los más pobres", precisó.
El presidente de Bolivia, Luis Arce, lamentó la destitución el miércoles del ahora expresidente peruano Pedro Castillo, y afirmó que la derecha de su país siempre intentó derrocarlo. "Desde un inicio la derecha peruana intentó derrocar a un gobierno democráticamente electo por el pueblo, por las clases humildes que buscan más inclusión y justicia social. Lamentamos lo ocurrido en la hermana República del Perú, donde enviamos toda nuestra solidaridad", afirmó Arce en la red social Twitter.
Arce, un mandatario de izquierda que mantenía buenas relaciones con Castillo, abogó por el respeto a los derechos humanos en el vecino país. "El constante hostigamiento de élites antidemocráticas contra gobiernos progresistas, populares y legítimamente constituidos, debe ser condenado por todas y todos. Abogamos porque la democracia, la paz y respeto a los Derechos Humanos, prevalezcan en beneficio del pueblo peruano", expresó.
El Gobierno de Colombia se sumó a la preocupación ante la crisis política de Perú. Mediante un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, expresó su solidaridad con el pueblo peruano y llamó al diálogo entre todos los actores políticos en favor de la democracia.
"Colombia condena todo atentado contra la democracia, venga de donde venga, y recuerda que la democracia requiere el reconocimiento de la voluntad popular expresada tanto en las elecciones para presidente como para el congreso", se lee en el texto.
A la par, la cancillería de Argentina expresó su profunda preocupación y llamó a resguardar las instituciones democráticas.
El Gobierno de Chile, a través de su cancillería, lamentó la situación política que se vive en Perú y expresó su confianza en que la crisis se resolverá mediante la vía democrática.
"Nuestro país hace un llamado enfático a que se respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales, y reafirma su compromiso con la democracia y el diálogo como el camino para superar este complejo momento", declaró.
En contraste, el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, declaró que el proceso de destitución del mandatario peruano Pedro Castillo se dio dentro de un "marco constitucional".
"Seguí con mucha preocupación los hechos que llevaron a la destitución constitucional del presidente del Perú, Pedro Castillo. Siempre es lamentable que un presidente electo democráticamente tenga esta suerte, pero entiendo que todo fue remitido en el marco constitucional", afirmó Lula en un comunicado.
El Congreso de Perú destituyó al expresidente Pedro Castillo el 7 de diciembre, luego de que este anunciara la disolución del Parlamento y declarara un "Gobierno de excepción".
Horas más tarde, la Presidencia de Perú quedó en manos de Dina Boluarte, quien fungía como vicepresidenta. La abogada de 60 años y exintegrante de Perú Libre rechazó la disolución del Congreso y mantuvo matices con el presidente en sus últimos días de Gobierno, asegurando que cumplirá con el mandato hasta 2026.
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