El asesinato del empresario ganadero y azúcarero argentino Andrés Blaquier, de 62 años, el 29 de octubre en la autopista Panamericana de la provincia de Buenos Aires, reabrió el debate a nivel político sobre la seguridad en Argentina.
El empresario fue ultimado a 50 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), tras resistirse al robo de su motocicleta de alta gama BMW por parte una pareja de motochorros, como se conoce en el país sudamericano a los asaltantes que se movilizan en vehículos de dos ruedas.
Los robos de motos de alta gama en autopistas realizados por ladrones que también se desplazan en birrodados responde a un nuevo modus operandi de la delincuencia local. Combina la modalidad de los llamados piratas del asfalto, que asaltan camiones de carga en las rutas, con la figura urbana del motochorro, que suele arrebatar celulares y carteras de transeúntes.
El crecimiento de estos robos a mano armada en los últimos meses en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) abrió el debate en torno a la necesidad de reforzar medidas de seguridad, como ampliar patrullajes en autopistas y rutas nacionales.
El senador opositor Pablo Blanco, de Juntos por el Cambio, sostuvo al medio argentino Clarín que el Ministerio de Seguridad de la Nación debe coordinar acciones con las autoridades de seguridad provinciales para terminar con el "flagelo de los motochorros".
"En los últimos tres meses se ha recrudecido de manera dramática el robo de motovehículos a mano armada en las principales rutas de acceso y egreso a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en varias zonas donde, usualmente, los motociclistas suelen viajar para realizar escapadas de miniturismo", explicó Blanco.
"Lo peor es que existen motociclistas que están abandonando sus salidas y otros que comienzan a salir armados. Pronto va a suceder una desgracia mucho mayor que la que ocasiona un simple robo si es que el Poder Ejecutivo Nacional y provincial no toman cartas con decisión en el asunto", advirtió Blanco.
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