El sistema de escuelas residenciales fue un aparato educativo articulado por el Gobierno canadiense y administrado por la iglesia católica en el país norteamericano no sólo para segregar a niños indígenas y aislarlos de sus familias, sino para asimilarlos por la fuerza en la cultura de origen europeo dominante en el país, por encima de sus lenguas y tradiciones nativas.
Durante su visita a Canadá, el también titular del Estado Vaticano pidió disculpas a los sobrevivientes de este modelo de discriminación. Sin embargo, sobrevivientes de esa violencia racial y líderes indígenas consideraron insuficientes las palabras de Francisco.
Jorge Mario Bergoglio consideró que estas escuelas residenciales fueron un error desastroso, una destrucción cultural y una asimilación forzada, y se dijo profundamente arrepentido. No obstante, los sobrevivientes calificaron de "decepcionante" la disculpa del papa porque omitió la mención a abusos sexuales cometidos en estas escuelas, además de que su discurso no se acompañó de estrategias concretas de seguimiento a los hechos.
"Estaba esperando que fuera más específico en su disculpa, especialmente cuando habló de las atrocidades que las iglesias cometieron contra nuestro pueblo", lamentó una de las sobrevivientes de las residencias indígenas, Ruth Roulette, quien acompañó la visita papal desde su hogar, según información de la agencia Reuters.
Los agraviados también lamentaron que el papa Francisco no aludiera a la doctrina que en el siglo XV elaboró el propio Vaticano para justificar la conquista europea de los territorios americanos, con el pretexto de que era necesaria la evangelización de los pueblos indígenas que los habitaban.
Además de las disculpas formales, los indígenas inconformes han solicitado compensaciones financieras por el daño causado desde la iglesia católica contra sus comunidades, procesos jurídicos contra los perpetradores de abuso sexual, la apertura de los registros de estos recintos de segregación y la devolución de objetos culturales albergados en el Museo Vaticano.
"Una disculpa no alivia el dolor de niños extraviados que nunca volvieron a casa, sin embargo llamamos a la iglesia a avanzar hacia adelante en el espíritu de la reconciliación mediante compromisos concretos y avances en reparaciones reales", dijo el titular de la Asamblea de Jefes de Manitoba, Cornell McLean.
Las escuelas residenciales separaron a más de 150.000 niños indígenas de sus familias, donde sufrieron hambre, golpes e incluso abuso sexual, con cifras de víctimas mortales indeterminadas que podrían alcanzar miles de casos.