El 17 de mayo de 2022, altos funcionarios del Departamento de Defensa visitaron el Congreso de Estados Unidos para compartir sus investigaciones sobre objetos voladores no identificados (ovnis). Scott Bray, subdirector de Inteligencia Naval, advirtió que, desde inicios de la década de los 2000, se han incrementado los avistamientos de estos objetos.
"Los avistamientos han sido frecuentes y continuos", aseguró Bray ante una Cámara de Representantes un tanto estupefacta. Generalmente, los temas del día no tienen nada que ver con tecnologías alienígenas, sino con asuntos internos o política exterior. Una semana antes, esos mismos legisladores aprobaron el envío de 40.000 millones de dólares para armar a Ucrania.
El Departamento de Defensa, sin embargo, fue muy claro: "Queremos pasar de anécdotas o historias a llevar un conteo riguroso y basado en la ciencia". De algún modo, Washington quiere acabar con su narrativa hollywoodense extraterrestre para aterrizar en un terreno mucho más serio: la posible vida alienígena como amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos.
Sin embargo, este viraje en la política de las fuerzas armadas estadounidenses podría tener un trasfondo: inventarse un enemigo para justificar el desarrollo de nueva maquinaria bélica, advierten a Spuntik los investigadores y periodistas chilenos Juan Salfate y Francisco Ortega, quienes acaban de publicar el libro Alienígenas Americanos (Planeta, 2022).
"Estados Unidos siempre ha usado el fenómeno ovni para justificar su carrera armamentística", asegura Ortega.
Desde hace décadas, Estados Unidos es el principal productor y exportador de armas en el mundo, según datos del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).
Del periodo 2011-2015 al de 2016-2020, el país norteamericano aumentó sus exportaciones de armamento del 32% al 36%.
El 47% de las armas fueron vendidas a la región del Medio Oriente, aunque el SIPRI estima que la industria bélica estadounidense suministra activos a 96 países.
Además, la industria bélica estadounidense es considerada una de las más poderosas del mundo, a la par de las desarrolladas por Rusia, China o Irán.
"El mayor proyecto de defensa de Estados Unidos de los últimos 20 años es el F-35, un avión que desarrollaron supuestamente para abaratar costos. Se trata de una aeronave que puede despegar de tierra, de portaviones y de portahelicópteros. Supuestamente se escogió porque permitiría universalizar los repuestos, pero resultó todo lo contrario. Los costos superaron todo lo imaginado y, además, el avión fue un fracaso comercial, tecnológico y militar. Tan es así que lo sacaron de la película Top Gun: Maverick y lo reemplazaron por otro", señala Ortega.
Ante este descalabro, Washington debe buscar la forma de recuperarse de las pérdidas financieras y de la humillación tecnológica del F-35, afirman los especialistas. Finalmente, el Congreso de Estados Unidos es quien aprueba el presupuesto para las fuerzas armadas y es a los legisladores a quienes deben convencer de que vale la pena seguir desarrollando engranaje de guerra.
"¿Y de qué manera se van a recuperar? A través de inventarse enemigos, diciendo que vivimos en un país donde estamos siendo visitados por objetos voladores de naturaleza desconocida y que amenazan la seguridad y la soberanía del espacio aéreo. Es el único país que lo hace. De algún modo, buscan una excusa para decir: el F35 no funciona, debemos desarrollar otro", sugiere Ortega.
"Es curioso que, luego de que empezaran estos informes, a los dos meses la US Army aprueba el desarrollo de un nuevo tipo de helicóptero avanzado de reconocimiento y ataque de alta velocidad. Luego, la fuerza aérea decide jubilar la flota de B2 para reemplazarla por el B21. ¿Pero para qué va a necesitar u bombardeo Estados Unidos hoy día cuando toda la guerra se hace por misiles?", cuestiona el experto.
Sin embargo, la supuesta amenaza extraterrestre también podría ser utilizada para justificar maniobras militares estadounidenses que resulten fallidas, advierte Juan Salfate, quien es experto en estudiar diversas teorías conspirativas a nivel internacional.
"En el momento en que un país reconoce que hay invasores del espacio aéreo, puede ocuparlos como excusa o cortina de humo para echarle la culpa si es que existe alguna mala maniobra militar dentro del propio país o frente a un enemigo", considera Salfate.
"Los ovnis siempre han estado acá [en la Tierra], pero nunca han representado realmente una amenaza ni han aniquilado a nadie. Estados Unidos decide tomarlo como una invasión o como un peligro potencial de invasión simplemente para adquirir más dinero o para echarle la culpa [a la tecnología alienígena] de cualquier otra cosa en un futuro", concluye el chileno.