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El conflicto en Ucrania provocará un alza de precios en la cesta de la compra en España

El encarecimiento de los costes de producción agrícola y ganadera debido al conflicto en Ucrania conllevará una subida del precio de alimentos básicos y un empeoramiento de la ya de por sí difícil situación del sector agropecuario español, agravada por la sequía. Las organizaciones agrarias piden a la UE un plan de contingencia alimentaria.
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Una amenaza inflacionista se cierne sobre España y Europa ocasionada por el conflicto bélico desatado en el este del continente. La cesta de la compra verá incrementado su coste debido a un alza de precios de los alimentos básicos, como el pan, o el de los cereales destinados a servir de dieta para el ganado. Otros productos, como el aceite de girasol, podrán experimentar también fuertes subidas, advierten las organizaciones agrarias.
En España ya se viene observando en los últimos meses una clara tendencia inflacionista. Febrero ha cerrado con unos índices que no se veían desde 1989: el 7,4%. Es una tasa propiciada por el alza de precios de los alimentos, bebidas no alcohólicas, combustibles e incluso por el coste de la electricidad, que aunque ha disminuido un poco, lo ha hecho menos que en el mismo periodo de 2021, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pero el horizonte que ahora se vislumbra puede superar con creces estos niveles.
Las importaciones españolas de cereales, buena parte de ellas desde Ucrania, se verán afectadas. El origen de las de maíz (un 30%), girasol (60%) o trigo (17%) es fruto de las adquisiciones realizadas a los productores del país eslavo, que también vende a España el 31% de las tortas de aceites vegetales que consume y el 15,4% de las leguminosas. Según las estadísticas del Instituto de Comercio Exterior (ICEX), hasta el 42,2% de los cereales que en 2020 España compró en el exterior, tienen su origen en Ucrania. En el caso del aceite de girasol, el porcentaje ascendió al 25%.

El encarecimiento que viene

No hay datos concretos sobre la magnitud de la subida de precios que se anticipa, aunque se estiman alzas en torno al 30% en el caso del trigo y de un 20% para el maíz, según estudios del banco holandés Rabobank. Representantes del campo español, como la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), solicitan a la UE un plan de contingencia alimentaria, dado el fuerte encarecimiento al que estarán abocados los costes de producción.
"Nos tememos una subida aún mayor de los costes de producción", ha declarado José Manuel Rocha, secretario general de relaciones internacionales de UPA, que subraya que la dependencia energética respecto a Rusia "repercute directamente en la producción de abonos".
Esta perspectiva se añade a una situación ya de por sí difícil para el campo español, muy afectado desde 2014 por el veto que impuso Rusia a la importación de hortofrutícola de la UE en respuesta a las sanciones recibidas por la incorporación de la península de Crimea a su territorio. Para UPA "es clave salvaguardar la soberanía alimentaria de Europa", y como prueba recuerda los "terribles daños económicos que supuso el veto ruso a nuestras exportaciones tras el penúltimo episodio de este conflicto".
El sector agrícola tiene perdido desde entonces el mercado ruso, que en 2012 representó un volumen de 732,25 millones de euros para las exportaciones agropecuarias españolas.

Piensos caros y sequía

Según la Coordinadora de Agricultores y Ganaderos (COAG), el coste de producción de los productos porcinos corresponde en un 70% a los piensos con los que se alimenta al ganado. Una reducción o paralización de los suministros ucranianos de maíz incidiría directamente en el precio del pienso, que ya acumula un alza del 32%.
El maíz es clave en los piensos para la alimentación animal, sobre todo para el sector porcino y avícola, recuerdan en la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), que destaca que España es el principal destino de las exportaciones ucranianas de maíz. La situación se agrava por la pertinaz sequía en amplias zonas de España, dado que los cultivos de cereales no pueden beneficiarse de los sistemas de regadío, más propios de los cultivos hortofrutícolas.

Daño propio por las sanciones

Las sanciones contra Rusia implican también un daño para aquellas exportaciones alimentarias que escapaban al veto ruso hortofrutícula: el de la producción procesada. España sigue vendiendo a Rusia, y también a Ucrania, aceitunas, por ejemplo. Ambos mercados combinados suponen hasta el 50% del destino de las exportacionesde la variedad extremeña (aceitunas negras).
De enero a noviembre de 2021 las exportaciones de aceituna extremeña a Rusia equivalieron a 10 millones de euros, y 4,4 millones las destinadas a Ucrania. El total exportado al mundo por este sector ascendió en ese periodo a más de 33 millones. Solo desde la provincia de Cáceres se exporta el 78% de este producto, por lo que las empresas allí radicadas tienen comprometido su negocio, dado que el transporte terrestre no puede atravesar Ucrania.
El sector vinícola también se verá golpeado. Es un ámbito que en 2020 reportó a los exportadores españoles de vino embotellado a Rusia 109,8 millones de euros. Sólo Italia y Georgia venden más botellas de vino que España en Rusia.
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