El 20 de noviembre de 1910, y tras una década de organización política, Francisco I. Madero se levantó en armas en contra del gobierno de Díaz, lo que derivó en la formación de una nueva estructura política que se sustentaría en la Constitución Política de 1917, aún vigente.
A lo largo de más un siglo, el Estado mexicano ha tenido que enfrentar varias protestas, pero también abiertos desafíos y declaraciones de guerra, por lo que Sputnik te presenta tres de los más importantes que se registraron desde la Revolución mexicana.
La Liga 23 de Septiembre
Fundada el 15 de marzo de 1973, la Liga 23 de Septiembre conjugó algunas de las organizaciones políticas estudiantiles más importantes de Guadalajara y se volvió un referente para grupos guerrilleros mexicanos durante el periodo conocido como Guerra Sucia, ubicada en la década de los 70 y 80.
La liga, de acuerdo con los investigadores Rodolfo Gamiño y Mónica Toledo consultados por Sputnik, declaró "la guerra al Estado mexicano a través de la guerrilla urbana, (para) derrocarlo e instaurar un sistema político socialista, así como un Estado proletario".
Según los especialistas, la lucha política de dicho grupo se divide en tres ejes:
1.
La huelga económica, encaminada a paralizar las industrias y empresas de México;2.
La huelga política, enfocada a la movilización de la clase obrera,3.
El combate en la calle, consistente en promover la ideología socialista y la agitación social.Dentro de sus acciones políticas estuvo el intento de secuestro del empresario neoleonés Eugenio Garza Sada, el 17 de septiembre de 1973, por el cual iban a pedir un rescate de 5 millones de pesos (250.000 de dólares) para financiar la organización. No obstante, el plan fracasó y el empresario fue asesinado, lo que derivó en el inicio de la persecución de grupos guerrilleros y disidentes en todo el país, denominada como Guerra Sucia, a manos de la extinta Dirección Federal de Seguridad.
5 de noviembre 2021, 20:51 GMT
Según archivos de la DFS difundidos en 2004 por el hoy vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, el Estado mexicano reconoce 60 acciones armadas de la 23 de Septiembre, entre ellas, seis secuestros, tres asaltos a bancos, 17 robos y 29 asesinatos (15 policías, seis soldados y ocho civiles).
Esta organización política se separó en 1983, luego de varios conflictos internos relacionados a las acciones y tareas del grupo.
Insurrección del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
El 1 de enero de 1994, justo cuando entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) —el gran proyecto con el que el entonces presidente Carlos Salinas afirmó que México entraba a la modernidad—, en Chiapas el Ejército Zapatista de Liberación Nacional se levantó en armas en contra del Ejército mexicano y de su máximo dirigente, el presidente de México.
La declaración de guerra del zapatismo ensombreció un momento clave en la administración de Salinas de Gortari y obligó al Estado a reconocer la autonomía y disidencia de los indígenas militantes del EZLN, entonces liderado por el Subcomandante Marcos, a través de la Ley para Concordia y la Pacificación del estado de Chiapas del Congreso de la Unión, firmada en marzo de 1995, y la cual sólo sirvió para entablar un diálogo sin soluciones.
En entrevista para Sputnik, el periodista mexicano Luis Hernández reconoce en el EZLN la fuerza antisistémica "más importante del país que ha construido expresiones de autogobierno muy importantes en todo Chiapas", y un referente para jóvenes e intelectuales.
"El zapatismo se expresa como una fuerza territorial en Chiapas: tiene sus propios gobiernos, su propia justicia, sus propios proyectos económicos y productivos, su propio sistema de salud y de educación. Es una expresión de autogobierno que camina al margen del Estado mexicano, en ese sentido, es un desafío permanente a las instituciones", afirma el periodista.
Para Hernández Navarro, "el zapatismo no ha retirado su declaración de guerra" ya que sus demandas aún no se han cumplido, aunque su proyecto no apunta al derrocamiento de una estructura gubernamental, sino a la promoción de nuevas formas de autogobierno.
"Su apuesta es una apuesta de promover la organización desde abajo y desde la rebeldía, desde abajo, pero eso no apunta al derrocamiento. No creo que en su imaginario esté el asalto al palacio de gobierno. Su propuesta es de otra naturaleza, implica este proceso de autorganización popular y de construcción de poder popular", aseveró.
Plantón en Reforma
Tras perder y desconocer las elecciones presidenciales de 2006, Andrés Manuel López Obrador convocó a un plantón en la avenida Reforma en la Ciudad de México para exigir un recuento total de votos. El bloqueo duró 45 días y estuvo conformado por 46 campamentos de simpatizantes que dejaron pérdidas económicas a restauranteros y locatarios de la zona por más de 25 millones de pesos (1,25 millones de dólares), según una sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de 2013.
En el artículo Dinámica para la movilización. Movimiento poselectoral y por la democracia, el investigador Sergio Tamayo sostiene que esta acción "se confrontó en el nivel más alto del sistema político" y las protestas posteriores "transgredieron el espacio institucional", lo que "molestó a la clase política y a los medios de comunicación".
A pesar del emplazamiento del Congreso de la Unión y el intento del presidente Vicente Fox por replegar el campamento con elementos de la Policía Federal Preventiva, el mandatario no logró dar su último informe presidencial -un hecho inédito en la política mexicana- por un bloqueo organizado por el PRD (partido que entonces respaldaba a López Obrador).
"La mala impresión que causó la imagen de tanquetas en la vía pública fue tal que el presidente Fox debió modificar levemente su guion a favor del orden y las instituciones para comenzar a hablar de diálogo y negociación", escribió el especialista.
Para Luis Hernández, el plantón de 2006 encausó "el enorme descontento popular que se expresó en las elecciones" y se volvió "un momento fundacional" para el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con el cual el tabasqueño ganaría la presidencia 12 años después para iniciar "la Cuarta Transformación Cultural y Política de México".
"Estamos ante una situación sui generis, ya que por un lado se propone construir un partido en movimiento; propone construir una nueva cultura política, nuevas reglas de participación, pero por otro lado reproduce en su interior la cultura política tradicional. En el marco que fueron las elecciones de 2018 hace de Morena una especie de arca de Noé al que se sube todo tipo de animales políticos: víboras, hienas, chacales, etcétera, hasta otras fuerzas que se expresaban en contra del neoliberalismo", sostiene Hernández Navarro
Pese a ello, y a que López Obrador se autoproclamó presidente legítimo y designó un gabinete, el periodista no ve un desafío a las instituciones (a pesar de que el morenista "las mandó al diablo" en un mítin en el Zócalo), sino una vía para "darle salida a ese descontento de manera constructiva".