"No seré asociado con la inhumana y contraproducente decisión de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados e inmigrantes ilegales haitianos a Haití, un país donde las autoridades estadounidenses están confinadas en recintos seguros debido al peligro que representan las bandas armadas en el control de la vida diaria", dice Foote en el texto.
"El enfoque de nuestra política para Haití sigue siendo profundamente defectuoso, y mis recomendaciones han sido ignoradas y descartadas, cuando no modificadas para proyectar una narrativa distinta de la mía", añade la carta.
Asimismo, alerta que "el pueblo de Haití, sumido en la pobreza, rehén del terror, los secuestros, los robos y las masacres de las bandas armadas y sufriendo bajo un Gobierno corrupto con alianzas con las bandas, simplemente no puede soportar la infusión forzada de miles de emigrantes retornados que carecen de comida, cobijo y dinero sin que se produzca una tragedia humana adicional y evitable".
Foote fue nombrado enviado especial de Estados Unidos en julio, después del asesinato del presidente Jovenel Moïse, con la misión de liderar los esfuerzos gubernamentales de la Casa Blanca para ayudar al pueblo haitiano y las instituciones de ese país.
Anteriormente, el funcionario fungió como jefe adjunto de la legación de Estados Unidos en Haití.
Desde el 19 de septiembre iniciaron las deportaciones masivas de los miles de ciudadanos de Haití que acampaban bajo el río Grande, que divide a México de Estados Unidos.
El trato que recibieron muchos ciudadanos de Haití causó indignación, tanto en la comunidad haitiana como estadounidense, que criticaron la falta de humanidad entre los agentes que impiden el paso de los migrantes, especialmente aquellos montados a caballo.