"Después de cuatro años, no ha aparecido ninguna prueba de que existieron atentados. Es hora de replantearse la narrativa. El grupo de expertos de la ACC lamenta la falta de información médica adecuada sobre los pacientes para llevar a cabo su trabajo y las restricciones artificiales impuestas a la colaboración con los investigadores estadounidenses que participaron en las evaluaciones de los pacientes", subraya un informe publicado en el sitio web de la academia.
El informe de 49 páginas, titulado "Una evaluación de los incidentes de salud ocurridos durante estancias en La Habana de empleados de gobiernos extranjeros y sus familias", expresa además que las pruebas utilizadas para apoyar la narrativa del "síndrome misterioso" no son científicamente aceptables en ninguno de sus componentes.
"Numerosas publicaciones científicas, opiniones de expertos y estudios sobre el terreno en La Habana impugnan o refutan las pruebas presentadas", subraya el texto.
Además, agrega que la mayoría de las afirmaciones que aparentemente apoyan la narrativa de supuestos "ataques" fueron incluso descartadas por el propio comité permanente de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina de EEUU (NASEM, por sus siglas en inglés), "excepto por su desconcertante respaldo a un agente de microondas pulsado como la causa de las quejas de salud de los diplomáticos estadounidenses (a pesar de no estar sustentado por las pruebas que revisaron)".
"Los expertos internacionales y cubanos descartan la idea del arma de microondas por considerarla incompatible con los sucesos de La Habana y con la ciencia establecida", enfatiza el comunicado.
A su vez, afirma que la narrativa del "síndrome del misterio" ha sobrevivido gracias a un uso sesgado de la ciencia, en el que se han suprimido los puntos de vista discrepantes y se han seleccionado las pruebas publicadas para reforzar la narrativa.
También subraya que "los medios de comunicación y algunos políticos se han basado en esta falsa narrativa científica y la han ampliado".
"Debemos encontrar explicaciones más sencillas y menos esotéricas para acercarnos a la verdad", expresan los científicos.
Impugnaciones
El informe de la ACC establece además una serie de impugnaciones a las acusaciones hechas por el Gobierno de EEUU contra Cuba, que insiste en que los daños a la salud de los diplomáticos estadounidenses son resultados de ataques deliberados.
Una de las impugnaciones que aparecen en el documento plantea que es posible que algunos empleados estadounidenses, mientras estaban destinados en La Habana, se sintieran enfermos debido a una colección heterogénea de afecciones médicas, algunas preexistentes antes de ir a Cuba.
También plantean que sólo una minoría de estos casos presenta disfunciones cerebrales notables, la mayoría debidas a condiciones pre-existentes a su estancia en la isla.
Los científicos cubanos aseguran que ninguna forma de energía conocida puede causar selectivamente daños cerebrales (con una precisión similar a un haz de láser) en las condiciones descritas para los supuestos incidentes de La Habana, y, aunque existen armas que utilizan el sonido para dispersar a las multitudes, o microondas para desactivar los drones, son de gran tamaño y no hay posibilidad de que pasen desapercibidas (o no dejen rastro) si se hubiesen desplegado en La Habana.
El informe añade que, ni la policía cubana, ni el FBI (Buró Federal de Investigaciones de EEUU), ni la Real Policía Montada de Canadá, han descubierto pruebas de "ataques" a diplomáticos en La Habana a pesar de las intensas investigaciones.
Otra impugnación es que no es posible descartar las explicaciones psicogénicas y tóxicas de muchos síntomas en algunos casos sin más investigación.
En concreto, todas las condiciones para la propagación psicógena del malestar estaban presentes en este episodio.