Nacido en 1934 en el departamento de Arequipa (sur), Abimael Guzmán estudió Derecho y Filosofía en la Universidad San Agustín para luego trasladarse al departamento de Ayacucho (sur), lugar donde se desempeñó como catedrático en la Universidad de Huamanga y donde habría de iniciar lo que llamaría su “lucha armada”.
Como miembro del Partido Comunista del Perú (PCP), a finales de la década de los 70 se apartó de éste para fundar el Partido Comunista del Perú - Sendero Luminoso, o simplemente Sendero Luminoso, organización terrorista de ideología marxista leninista y maoísta, la cual empezó su lucha contra el Estado peruano con la quema de papeletas electorales en el pueblo ayacuchano de Chuschi en 1980, cuando se celebraban las primeras elecciones democráticas en el país desde 1963.
Terror y muerte
Desde Ayacucho, Guzmán, quien adoptó el alias de Camarada Gonzalo, empezó a diseminar su ideología con el propósito de tomar el poder por las armas. Así, la estrategia senderista se basó en asesinatos selectivos de autoridades, pero sobre todo en el ataque y atentados contra civiles indígenas y pobres de las zonas andinas de Perú, esto con el fin de lograr que se unan a su causa motivados por el terror.
Durante la década de los 80, Sendero Luminoso concentró su accionar en los Andes peruanos para, poco a poco, ir acercándose hacia los centros urbanos de la costa y, en particular, hacia la ciudad capital Lima.
A finales de los 80 e inicios de los 90, Sendero Luminoso empezó a cometer atentados contra autoridades y edificios públicos o de importantes empresas privadas en Lima, siendo poco eficiente la lucha que planteó el Estado entonces.
Con cerca de 4.000 combatientes en su época de mayor auge y cerca de 50.000 simpatizantes, la organización cogió características mesiánicas, elevando a Guzmán al grado de un líder predestinado para gobernar, siendo el llamado Pensamiento Gonzalo una ideología creada por Guzmán que promovía un enfermizo culto a la personalidad.
Luego de tener casi sitiada la capital peruana y siendo un misterio si Guzmán incluso estaba vivo o muerto, el 12 de septiembre de 1992 el Grupo Especial de Inteligencia, oficina adscrita a la Policía Nacional, logró capturar al cabecilla en una residencia del distrito limeño de Surquillo, luego de un largo trabajo de seguimiento.
Derrota del Sendero
Con Guzmán fueron capturados los miembros de la cúpula senderista, todos los cuales fueron juzgados por un tribunal militar con jueces “sin rostro”. Guzmán recibió una condena de cadena perpetua por terrorismo y crímenes de lesa humanidad, aunque en 2003 el Tribunal Constitucional ordenó que fuera juzgado en el fuero civil, siendo condenado nuevamente a cadena perpetua en 2006.
Luego de su captura y posterior reclusión en el Centro de Reclusión de Máxima Seguridad (CEREC), una prisión especial administrada por la Marina de Guerra y ubicada en el Callao (provincia colindante a Lima), Sendero Luminoso cesó en gran medida sus actividades para, con el tiempo, considerársele militarmente derrotado por el Estado.
Aunque tras su captura, Guzmán ofreció un “acuerdo de paz” al Estado donde proponía ordenar el cese de la violencia de su agrupación, éste acuerdo fue rechazado. La oferta hecha por Guzmán fue considerada como una traición hacia la causa terrorista por los miembros que quedaban libres de Sendero Luminoso.
Derrotados, estos se agruparon en remanentes que aún operan en las zonas remotas del país en actividades ligadas al narcotráfico, y que aún siguen causando ocasionalmente algunas bajas entre las Fuerzas Armadas que las combaten.
Por otro lado, Guzmán y sus leales siguieron apegados a su ideología, aunque desestimando la lucha armada como método para llegar al poder y creando la organización Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (Movadef) como un brazo político que intentó insertarse sin éxito en el sistema democrático.
Con el Movadef reclamando la liberación de Guzmán por considerarlo un preso político, éste falleció por problemas de salud derivados por su avanzada edad, en prisión y bajo el desprecio de un país que aún conserva el recuerdo de los años de barbarie cometida por sus huestes, esperando seguramente que sus ideas mueran junto con quien las creó y causó la muerte de más de 30.000 personas.