El siglo XVIII fue una época de expansión para Madrid. Para aquel entonces España y Portugal habían llegado a Asia oriental, donde empezaron a establecer su presencia en las islas de los mares de la región. Los españoles ya se habían establecido en Filipinas y la isla Formosa —el nombre portugués de Taiwán—. Era un destino muy atractivo, ya que se encontraba muy cerca del continente. Así que pronto fue colonizado.
Taiwán era rico en recursos, y esto sin duda jugó cierto papel en la decisión de establecer una presencia permanente en la isla. Pero había también otra razón sólida para expandirse cerca de las costas del continente asiático. Los neerlandeses crearon su propia colonia en el sur de Formosa y empezaron a establecer lazos comerciales con los comerciantes chinos.
Además, los Países Bajos, un rival de España en aquellos tiempos, trató de hacerse con las posesiones españolas en Asia. Filipinas era de excepcional interés para los neerlandeses. Así que crearon una presencia permanente en Formosa, ubicada relativamente cerca.
Mapa de las posesiones españolas en Taiwán
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España establece su firme presencia en Taiwán
La campaña de los neerlandeses iba en contra de los intereses de los españoles porque estos también se beneficiaban del comercio con China —especialmente su dominio en Filipinas—, y también tenían como objetivo proteger sus posesiones de una agresión extranjera.
Para asegurar sus intereses, España envió una expedición al norte del actual Taiwán y desembarcaron en la isla el 7 de mayo de 1626. La decisión de reclamar el norte llegó a raíz de que los neerlandeses ya habían ocupado la parte sur.
Con el paso del tiempo la región que hoy es conocida como Keelung se convirtió en el centro de las posesiones españolas en Taiwán. En aquella época la capital de la Formosa española llevaba el nombre de San Salvador. Hasta hoy se encuentran restos arqueológicos de dicho asentamiento. También se fundó el fuerte de Santo Domingo, en la actual Tamsui.
Así que los españoles adelantaron a Pekín: llegaron a colonizar Taiwán antes de que lo hicieran los propios chinos. El interés de la China de entonces por Taiwán provino en cierta medida de las actividades de las potencias europeas en la isla. Solo entonces todas las partes interesadas entendieron el verdadero valor de la isla, dadas todas sus riquezas y su posición estratégica en el mapa.
Modelo del fuerte de San Salvador
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Rivalidad, conflictos y éxodo de los españoles
La presencia española en Formosa se vio marcada por la creciente rivalidad con los neerlandeses del sur. Estaban decididos a hacer todo lo necesario para expulsar a los españoles. En 1630 las relaciones entre ambos alcanzaron un punto de no retorno.
Los neerlandeses lanzaron un ataque naval contra la colonia española sin éxito: los españoles se mantuvieron firmes. Seis años después, los indígenas de la isla protagonizaron un levantamiento. La rebelión se saldó con varias decenas de muertos. Pero lo peor todavía estaba por venir. En 1642, los españoles fueron atacados otra vez por los holandeses, y esta vez, perdieron.
Dada la difícil situación sanitaria, la pérdida ante la ofensiva neerlandesa y la necesidad de hacer frente a la rebelión indígena, la colonia española tenía los días contados. Los Países Bajos se hicieron con la hegemonía de la isla, pero esta duró solo dos décadas. En 1662, un rebelde chino conocido como Koxinga en Europa expulsó a los neerlandeses. Taiwán emprendió así un largo camino hasta convertirse en territorio chino.
Aunque su presencia duró menos de dos décadas, los españoles dejaron una profunda huella en la historia de Taiwán. Esta página es desconocida por muchos porque en la historiografía se presta más atención al expansionismo europeo en la China continental del siglo XIX. Aun así, la colonia española en Taiwán es uno de los primeros y uno de los más emblemáticos ejemplos del expansionismo español en Asia.