"Casos como el de Julian Assange, son intensamente políticos, y se ganan o se pierden, en un 50%, en la sala del juzgado y en la corte de la opinión pública", subraya John Rees, veterano de la izquierda británica y coordinador de la campaña Don't Extradite Assange (DEA, No extraditen a Assange).
50 cumpleaños
Parlamentarios, reporteros y otros profesionales y defensores de los Derechos Humanos y la libertad de prensa, además de la familia y amistades del periodista e informático australiano, se han volcado en la 'Semana Assange' de actividades y actos de protesta, que en Londres culminan con un 'picnic' en la plaza del Parlamento y una vigilia en Belmarsh este sábado 3.
Assange cumple 50 años ese día y casi tres años en prisión preventiva, aislado en una celda del penal de máxima seguridad de Belmarsh, a la espera de que la Corte de apelación acepte el recurso presentado por EEUU y fije la fecha del nuevo juicio.
"La demora en terminar con este vergonzoso proceso es muy preocupante, porque cada día que pasa es un día de riesgo para la salud y la vida de Julian, y un día de injusta privación de libertad para alguien que no está cumpliendo ninguna condena y que no tiene ninguna deuda con la justicia. Un preso político en toda la extensión de la palabra", denuncia Fidel Narváez, excónsul de Ecuador, en una entrevista con Sputnik.
El exdiplomático, que acogió a Assange en la embajada de Londres, sospecha que las autoridades británicas y estadounidenses pretenden "prolongar lo más posible su encierro", aunque finalmente "no les quedará más alternativa que rechazar la extradición, porque el caso es tan grotesco que ya no será posible justificarlo".
Castigo desproporcionado
"El castigo es desproporcionado en comparación con el presunto crimen. Denota la hipocresía de las democracias occidentales, que cuando quieren deshacerse de alguien que les resulta incómodo actúan de igual forma que en países autoritarios", denuncia John Walsh, activista irlandés.
A su vez, Narváez llama la atención sobre la trama de escuchas y grabaciones encubiertas que se desarrolló en la legación ecuatoriana en una operación supuestamente orquestada por los servicios secretos de EEUU, de acuerdo con indicios, evidencias audiovisuales y testimonios orales recogidos por la Audiencia Nacional de España.
"El espionaje a los abogados y a la estrategia legal de Julian invalida cualquier proceso judicial en su contra y es sorprendente que la jueza británica no haya anulado todo el proceso", señala Narváez.
La continuidad del caso, pese a las implicaciones y consecuencias para la libertad de prensa, alarma por igual al historiador y activista británico. Rees advierte, además, que la persecución del exeditor de WikiLeaks se está convirtiendo en arma de doble filo para "todos los regímenes autoritarios del mundo". "El Gobierno británico reclama la autoridad moral en relación con Hong Kong o los uigures en China, pero la única forma de recuperarla es liberando a Assange", sostiene.
4 de junio 2021, 13:07 GMT
EEUU amplió el auto de acusación en vísperas de la reanudación del juicio de extradición, el pasado septiembre. Mantuvo el número de cargos —uno de pirateo informático y diecisiete por supuestos delitos de obtención y difusión de información confidencial en violación de la ley de Espionaje— pero extendió el abanico temporal y geográfico de las presuntas acciones delictivas a partir de alegaciones de informantes y confidentes del FBI.
Testigo desacreditado
Entre ellos está el islandés Sigurdur Ingi Thordarson, quien ha admitido a la publicación Stundin que mintió en su testimonio sobre el australiano. "La defensa de Assange ya había derrumbado la credibilidad del "testigo estrella" de los americanos: un delincuente juzgado en Islandia por fraude, por pederasta y otros delitos, convertido en informante del FBI. Ahora que ese mismo testigo ha admitido que todo lo que declaró sobre Julián Assange es mentira, que se lo inventó para obtener dinero del FBI, esa admisión desacredita las acusaciones de los fiscales norteamericanos que, por lo visto, incluyeron a ese testigo por pura desesperación", señala el exconsul ecuatoriano.
DEA se ha unido a la prometida y familiares de Assange en reclamar a la Administración de Joe Biden que "retire las imputaciones" de un caso iniciado bajo la presidencia de Donald Trump. Narváez teme, sin embargo, que las riendas del proceso las lleva el Pentágono. "En EEUU, es indiferente quien esté en el poder, porque el verdadero poder no está en la Casa Blanca, sino en el complejo industrial militar que busca vengarse de Julian porque es quien más lo ha humillado al revelar sus crímenes de guerra", advierte.
Así, recuerda que la "persecución norteamericana se inició con los demócratas, continuó con los republicanos y por lo visto continúa ahora que los demócratas están de vuelta en la Casa Blanca". Narváez. Por otro lado, añade, "si los laboristas con Jeremy Corbyn hubiesen llegado al poder en Reino Unido, este país hubiera respetado el fallo de las Naciones Unidas que determina la detención de Julian como arbitraria. De igual manera, si en Ecuador, [el presidente] Lenin Moreno no hubiera traicionado y humillado a mi país, Julian estaría aún protegido".