Economía

Una pandemia de explotación laboral y desamparo infantil

La crisis global por el COVID-19 está dejando al desnudo varias facetas de un sistema que está generando un incremento de la explotación y el trabajo infantil, como parte del aumento de la pobreza, el desempleo, la lenta recuperación de los países más pobres y el acceso inequitativo a las vacunas.
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El más reciente informe conjunto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y Unicef advierte que el trabajo infantil involucra a 160 millones de niños y niñas en todo el mundo.
De esta manera, la debacle sanitaria y económica por el COVID-19 ha revertido la tendencia a la reducción del trabajo infantil por primera vez desde hace 20 años: aumentó en 8,4 millones la cantidad de niñas y niños trabajando desde el último registro.
La situación es preocupante porque varios millones más se encuentran en situación de riesgo de explotación laboral debido a la crisis del COVID-19.

América Latina y el Caribe

América Latina y el Caribe pueden mostrar en ese indicador, al menos, un mejor panorama relativo, pese a que es una región vulnerable y que está padeciendo con más intensidad la crisis del coronavirus.
Internacional
Trabajo infantil en América Latina: el eslabón débil de la pandemia
En 2016, el trabajo infantil representaba el 7,3% del total, y en 2020 fue de 6,0%. En números absolutos, hubo una baja de 10,5 a 8,2 millones.
"Las nuevas estimaciones constituyen un llamado de atención. No podemos quedarnos impasibles mientras se pone en riesgo una nueva generación de niños", señaló Guy Ryder, director General de la OIT.
Para añadir que "la protección social inclusiva permite a las familias proseguir la escolarización de sus hijos aun en una coyuntura económica adversa".
Mencionó que es primordial aumentar las inversiones para facilitar el desarrollo rural y promover el trabajo decente en el sector agrícola.
"Nos encontramos en un momento crucial y los resultados que se obtengan dependerán en gran medida de las medidas que adoptemos. Debemos revertir la situación e interrumpir el ciclo de pobreza y trabajo infantil", afirmó Ryder.
Datos sobre el trabajo infantil de la OIT y Unicef

Cruda realidad

El trabajo infantil se refiere a los niños y las niñas que trabajan en contravención de las normas de la OIT que aparecen en las Convenciones 138 y 182. Esto incluye a "todos los niños menores de 12 años que trabajan en cualquier actividad económica, así como a los que tienen de 12 a 14 años y trabajan en un trabajo más que ligero, y a los niños y las niñas sometidos a las peores formas de trabajo infantil".
Estos resultados ponen de manifiesto que no se cumplirá el compromiso de la comunidad internacional de poner fin al trabajo infantil en 2025. Sin voluntad política y recursos necesarios para actuar ahora a una escala sin precedentes, el calendario para poner fin al trabajo infantil se prolongará muchos años.
Telescopio
Latinoamérica: crece el trabajo infantil producto de la pandemia
Las últimas estimaciones mundiales indican que 63 millones de niñas y 97 millones de niños se encontraban en situación de trabajo infantil, lo que representa casi 1 de cada 10 niños en todo el mundo.
El informe OIT-Unicef destaca que un total de 79 millones de niños —casi la mitad de todos los niños en situación de explotación laboral— realizan además trabajos peligrosos que ponen directamente en peligro su salud, seguridad y desarrollo.

Radiografía

Con objetivo de sensibilizar sobre la explotación infantil, Unicef lanzó la campaña #TheUnescapeRoom.Con un video-experimento social busca que el espectador se ponga en la piel de niños y niñas que trabajan en condiciones extremas.
Los progresos mundiales en la lucha contra el trabajo infantil se han estancado desde 2016. Sin embargo el aumento previsto del trabajo infantil no es en absoluto una conclusión anticipada. El impacto real dependerá de las políticas que implementen los Gobiernos.
Otros resultados clave obtenidos de las estimaciones mundiales de 2020 ofrecen la siguiente radiografía del trabajo infantil:
Hay un mayor número de niños que de niñas en situación de trabajo infantil, en todos los grupos de edad. En números absolutos, los niños que trabajan superan a las niñas en 34 millones. Cuando la definición de trabajo infantil se expande para incluir las tareas domésticas realizadas por 21 horas o más por semana, la brecha de género en la prevalencia entre los niños y las niñas de cinco a 14 años de edad se reduce casi la mitad.
El trabajo infantil es mucho más frecuente en las zonas rurales, donde hay 122,7 millones de niños y niñas en esa condición en comparación con 37,3 millones en las zonas urbanas.
Un 70% de los niños en situación de trabajo infantil (112 millones) se dedican a la agricultura. Muchos son niños muy pequeños, más de tres cuartas partes de cinco a 11 años.
El 72% de los niños en situación de trabajo infantil tiene lugar en explotaciones familiares o en microempresas familiares.
El trabajo infantil en las familias es a menudo peligroso, a pesar de la percepción generalizada de que la familia ofrece un entorno de trabajo más seguro. Más de uno de cada cuatro niños de cinco a 11 años, y casi la mitad de los niños de 12 a 14 años realizan tareas que probablemente dañen su salud, seguridad o su desarrollo moral.
Un alto porcentaje de niños muy pequeños en situación de trabajo infantil son excluidos de la escuela a pesar de pertenecer al grupo de edad de enseñanza obligatoria. Esto limita seriamente sus perspectivas de trabajo en la juventud y la edad adulta, así como su potencial para la vida en general.

Medidas

"Muchos niños y niñas creen no tener otra opción más que trabajar para ayudar a sus familias a subsistir, pero el aumento del trabajo infantil no es una consecuencia inevitable de la pandemia", explicó Jo Becker, directora de promoción de los derechos de niños y niñas de Human Rights Watch.
Desde hace tiempo se sabe cuáles son las políticas necesarias para atender la problemática del trabajo infantil:
Extender la protección social para los niños y sus familias, con el objetivo de mitigar la pobreza y la incertidumbre económica que subyacen al trabajo infantil.
Garantizar una educación gratuita y de buena calidad al menos hasta la edad mínima de admisión al empleo, a fin de proporcionar una alternativa viable al trabajo infantil y de brindar a los niños una oportunidad para tener un futuro mejor.
Garantizar que se registre el nacimiento de cada niño, para que los niños tengan una identidad legal y puedan gozar de sus derechos desde su nacimiento.
Promover trabajos que permitan obtener ingresos justos para los jóvenes (por encima de la edad mínima legal para trabajar) y los adultos, poniendo particular énfasis en los trabajadores de la economía informal, a fin de que las familias no recurran al trabajo infantil impulsado por la pobreza.
Promover medios de sustentos rurales adecuados, en particular apoyando la diversificación económica, invirtiendo en una infraestructura de servicios básicos, extendiendo la protección social y concibiendo políticas de extensión agrícola para la diversificación de los cultivos.
Garantizar que exista la legislación necesaria para proteger a los niños, respaldada por mecanismos encargados de la aplicación de la legislación y por sistemas de protección de la infancia, y los servicios necesarios para aplicarla.
Abordar las normas de género y la discriminación que aumentan los riesgos de trabajo infantil, en particular para las niñas, relacionados con el trabajo doméstico y con las tareas domésticas no remuneradas.

Regresar a la escuela

"Estamos perdiendo terreno en la lucha contra el trabajo infantil, y el último año no ha facilitado nuestra labor", manifestó Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef.
El informe advierte de que, a escala mundial, 9 millones de niños más corren el riesgo de ser víctimas del trabajo infantil como consecuencia de la pandemia para fines de 2022.
Un modelo de simulación de la OIT-Unicef ha puesto de manifiesto que esa cifra podría aumentar a 46 millones en el caso de que no dispongan de una cobertura de protección social.
Fore encienda la alarma al señalar que "en este segundo año de confinamientos en todo el mundo, cierre de escuelas, crisis económicas y ajustes presupuestarios a escala nacional, las familias se ven obligadas a tomar decisiones muy drásticas".
Propone entonces que los gobiernos y los bancos internacionales de desarrollo den prioridad a las inversiones en programas que "permitan a los niños salir de la fuerza de trabajo y regresar a la escuela, así como en programas de protección social que faciliten esa labor a las familias".
La conclusión es previsible: la crisis y el cierre de centros educativos como consecuencia de la pandemia pueden llevar a que los niños que ya se encuentran en situación de trabajo infantil trabajen más horas o en peores condiciones, al tiempo que muchos otros podrían caer en las peores formas de trabajo infantil debido a la pérdida de empleo e ingresos de las familias vulnerables.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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