Emir Sader, sociólogo, politólogo brasileño y uno de los organizadores del Foro Social Mundial, analiza el panorama para Sputnik.
—Después de haber sido difamado, de haber perdido a su esposa Marisa en medio de ese linchamiento mediático que él denunció y de haber sido encarcelado, Lula plantea su posible candidatura presidencial. ¿Por qué lo hace?
—Él tiene claro que la tarea fundamental ahora es derrotar a Bolsonaro. Él dice que quien va a derrotar a Bolsonaro no es él, sino el pueblo, pero él sabe que por las encuestas es él quien está mejor ubicado, no hay ninguno que se le acerque, entonces él se da cuenta de su responsabilidad. No lo confirma, dice que su voluntad es ser candidato, pero en Brasil está claro que Lula está decidido a concurrir porque sabe que es el único que hoy día, según las encuestas, derrotaría con gran ventaja a Bolsonaro.
—¿Cree que Lula tiene posibilidades de ganar?
—Todas las posibilidades. La última encuesta le da una amplia de ventaja. Es la primera encuesta que se hizo de forma presencial, las otras se han hecho por teléfono, y en todas él tiene una ventaja razonable con respecto a Bolsonaro. Eso está claro, en la vida política se toma ya como una realidad. Claro que falta tiempo, pero no se ve cómo Bolsonaro podría recuperarse de la crisis actual que tiene.
—¿Y qué reacciones ha provocado en Brasil esta posible candidatura de Lula?
—Las reacciones son tantas. Esta semana tuvo un encuentro con Fernando Henrique Cardoso, que dijo que votará por él en una segunda vuelta, y no solo él, varios sectores políticos del centro, incluso algunos de centroderecha, que quieren derrotar a Bolsonaro se dan cuenta que Lula es la única posibilidad. Entonces recibe apoyo de varios sectores. Se está volviendo una especie de consenso nacional la candidatura de Lula, que tiende a ampliarse más todavía.
—Pero, más allá de un candidato, ¿contra quién se enfrentará Lula en las elecciones de 2022? Le pregunto porque el sistema judicial brasileño jugó un papel clave en el encarcelamiento de Lula, en la destitución de Dilma.
—En las elecciones se enfrentará a Bolsonaro. Hay varios intentos de tercera vía, que los debilita aún más, pero, aunque estén debilitados, está claro que Bolsonaro tiene más votos que otros, entonces los que siguen pensando que lo más importante es derrotar al Partido de los Trabajadores, solo tienen a Bolsonaro como alternativa.
Lula prácticamente ya no tiene procesos judiciales, hay algunas cosas menores, pero está ganando todo. Lo fundamental es que hubo un reconocimiento del sistema judicial de que él fue condenado y preso sin razón. Lula tenía razón en sus argumentos cuando decía que era inocente. Eso está prácticamente zanjado.
14 de mayo 2021, 22:11 GMT
—Pero ¿usted cree que esos poderes fácticos que sacaron a Dilma del poder y que encarcelaron a Lula van a estar tranquilos si Lula vuelve?
—En la última encuesta Lula alcanza incluso a ganar a Bolsonaro dentro de los grupos evangélicos, que sería un sector de apoyo a Bolsonaro, pero quienes siguen apoyándolo son los empresarios, eso sí, porque ganan con la privatización de empresas y con una política económica neoliberal. Entonces no se ve de qué manera Bolsonaro podría recuperarse. Él sufre, primero porque está pagando el precio de la pandemia descontrolada que tiene Brasil, con más de 400.000 muertos, con los hospitales y centros de salud colapsados y una vacunación que va muy lenta.
No alcanza aún tener al 20% de la gente vacunada y faltan vacunas porque el Gobierno no ha tomado responsabilidad de obtener la vacuna. Se les ha ofrecido Pfizer varias veces el año pasado y él se negó, entonces a la gente le queda claro que las vacunas que faltan son las que podían haber sido compradas. Además de eso, la crisis económica y social que tiene el país.
18 de mayo 2021, 22:46 GMT
En tercer lugar, la reaparición de Lula como alternativa política. Ese conjunto de factores hace que Bolsonaro tenga el peor nivel de apoyo en las encuestas desde el comienzo de su Gobierno.
—Pero, ¿qué será lo más difícil que tendrá que enfrentar Lula o será un camino fácil volver a la presidencia?
—Él tendría que ganar en primera vuelta con un apoyo muy grande, como las encuestas le dan hoy, así como pasó en Bolivia, porque no es solo ganar la elección, sino sacar a los militares de Bolsonaro del Gobierno. Hay miles de militares que coparon puestos de Gobierno, entonces se necesita una victoria abrumadora para evitar cualquier intento de aventura que pudiera impedir eventualmente la toma de posesión de Lula.
Bolsonaro sigue con sus declaraciones aventureras, diciendo que si no hay votos impresos no habrá democracia, no reconocerá los resultados, pero esas son palabras desesperadas. En Brasil la votación electrónica siempre ha funcionado muy bien, nunca ha habido denuncias probadas ni nada sobre su legitimidad, pero él está buscando un pretexto para hacer como hizo Trump, para retrasar el reconocimiento de su derrota. Ese es un obstáculo que no sé qué situación puede generar en términos institucionales.
—¿Y qué papel podrían jugar los militares? Que ahora son una parte fuerte del Gobierno de Bolsonaro, como usted lo menciona.
—Lo que menciona Bolsonaro es que apelaría a la Fuerza Armada, etc. Claro, eso sería una nueva ruptura institucional, pero no se ve que puedan tener apoyo ni del sistema político ni apoyo popular ni nada.
Pero en últimas instancias, creo que sería lo último que le quedaría a Bolsonaro porque cuenta con un sector militar muy grande en su Gobierno, pero hoy día ya no se hacen golpes como antes. Aquí tuvieron que hacer un proceso muy tortuoso para sacar a Dilma con una acusación que no tenía razones para el impeachment que le hicieron. Hoy día no se ve por dónde pudiera darse ese obstáculo.
19 de noviembre 2018, 14:00 GMT
—La destitución de Dilma y el posterior encarcelamiento de Lula fueron hechos que permitieron la llegada a la presidencia de Jair Bolsonaro, quien ha privatizado buena parte del país, remató refinerías de Petrobras, campos petroleros y gasíferos, puertos, aeropuertos, autopistas. ¿Cómo recuperar todo lo saqueado, todo lo vendido?, ¿será posible?
—Ahora, por ejemplo, se está implementando la privatización de Electrobras, la empresa eléctrica estatal. La presidenta del Partido de los Trabajadores dijo que el PT va a revertir eso. Tiene posibilidades, pero tendrían que tener mayoría en el Congreso para revertir esas privatizaciones. No se ha privatizado tanto. Las empresas estatales brasileñas son fuertes, pero sí han privatizado pedazos de Petrobras, pero gran parte no.
Ahora, lo que está vendido está vendido. No se ve cómo se podría recuperar eso. Lo que está en proceso aún se podría revertir y frenar eso. Esa es una de las razones por las cuales al empresariado le gusta el Gobierno de Bolsonaro.
—Muchos denunciaron que detrás de toda la trama de espionaje, escándalos de corrupción, utilización de la Justicia con fines políticos estuvo Estados Unidos que buscaba controlar el petróleo del presal. ¿Qué esperar de EEUU si Lula vuelve a la presidencia o en medio de la campaña, si efectivamente se lanza?
—Bueno, claro que es menos difícil con Biden que con Trump, porque Biden tiene una política económica y social parecida con la que tuvo Lula y que puede tener una posición más flexible que la que tuvo incluso Obama, porque hay que recordar que cuando tumbaron al Gobierno de Dilma en Brasil, Obama no tomó ninguna medida, tenía una postura muy simpática hacia PT y hacia Lula, pero en ese momento claro que prefirieron tumbarlo porque están a favor de una política económica neoliberal. Ahora puede que la relación sea menos difícil porque hay más coincidencias en la política económica y social de la de Gobiernos anteriores.
—Es decir, ¿usted cree que estarían más tranquilos con Biden?
—Menos difícil, digamos.