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Crisis nunca vista en Ceuta: "Marruecos utiliza a la población civil para chantajear a España"

Más de 7.000 personas han llegado a Ceuta arriesgando su vida, 1.500 son menores de edad. La mayoría ha entrado nadando y de manera irregular provocando el colapso de la ciudad autónoma y una imagen sin precedentes. Hay al menos un muerto y esta se ha convertido ya en la peor crisis diplomática entre España y Marruecos en los últimos años.
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En menos de 24 horas han llegado a Ceuta más inmigrantes que en lo que va de año a Canarias, la ruta migratoria preferente para los extranjeros desde que comenzó la pandemia a pesar de ser la más mortal.
Pero en esta ocasión, la mayoría de inmigrantes que han llegado a nado hasta las costas de la ciudad autónoma son marroquíes que huyen de una pobreza extrema agraviada por la crisis del coronavirus. Han sido más de 7.000 en menos de 24 horas a una ciudad de 85.000 habitantes. Imposible acogerlos a todos. Colapso. Miedo. Incertidumbre.
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La situación en Ceuta tras la llegada de miles de migrantes irregulares
La fotografía es la de decenas de marroquíes y también grupos de subsaharianos que continúan intentando entrar a nado, arriesgando su vida; también la de sus compatriotas que ya lo consiguieron y deambulan por la ciudad, muchos incluso con bolsas del supermercado en la mano, preparándose para pasar unos días escondidos de las autoridades y evitar su devolución. Han superado la prueba más difícil, pero la alerta es máxima y no ayudan palabras como la del presidente de Ceuta, Juan Jesús Vivas, que azuzó a los más críticos hablando de "invasión".
Según el FMI, entre Ceuta, Melilla y Marruecos se encuentra la frontera más desigual del mundo. El organismo económico cifra en 30.000 dólares el PIB por habitante del lado español de la valla. Al otro lado, lo cifra en 3.000. Una desigualdad que tradicionalmente los marroquíes han solventado malamente transportando mercancías de productos básicos de un lado a otro de la frontera.
De sobra es conocida la figura de la porteadora marroquí. Esas mujeres que cargan grandes petates a sus espaldas cruzando la valla a diario, transportando productos desde España a Marruecos para venderlos a buen precio y viceversa. Una actividad que podría reportarles entre tres y seis euros al día según los expertos. Suficiente para sobrevivir.
Pero eso también se acabó con la llegada de la pandemia y con el cierre de fronteras.
"La gente no puede trabajar, y lo que vemos hoy es la explosión de una olla a presión que lleva semanas y meses gestándose. La población marroquí lleva tiempo manifestándose pidiendo ayudas al Gobierno de Marruecos", asegura a Sputnik Sergio Rodrigo, periodista freelance con más de una década de experiencia en el terreno y experto en conflictos del Magreb.
"Marruecos está utilizando a la población civil para chantajear a España y ha cortado la cooperación policial y migratoria en la frontera", sostiene. Las imágenes de la gendarmería marroquí permitiendo la salida de los inmigrantes hacia España, e incluso abriendo la puerta de la valla de Ceuta, han dado la vuelta al mundo.
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El chantaje del que habla el periodista vendría como represalia por el ingreso en un hospital de Logroño el 18 de abril de Brahim Ghali, líder histórico del Frente Polisario, muy enfermo de COVID. Un gesto humanitario que no gustó nada al rey Mohamed VI, que pide abiertamente a España que considere su postura oficial sobre el Sahara Occidental, un territorio que Marruecos considera propio desde la retirada española en 1976 y cuyo conflicto armado con el Polisario está enquistado en el tiempo sin atisbo de solución a corto o medio plazo.
Marruecos, además, se siente todavía más legitimado desde que el 10 de diciembre de 2020, Donald Trump reconociese su soberanía frente al terreno en disputa, lo que le daría alas para realizar acciones como las vividas en Ceuta.
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El líder del Frente Polisario está ingresado en un hospital en España
"En Marruecos nada se mueve sin que la corona lo sepa. Si hay una migración masiva a Ceuta es porque el Gobierno lo está permitiendo", asegura a esta agencia Juan Luis González, analista internacional especializado en Marruecos y conflictos del Magreb.
"Ahora hay que ver qué nivel de impunidad recibe Marruecos, o qué le da España a cambio de que vuelva a cerrar las puertas para frenar la migración", asegura. El experto cree que la imagen sin precedentes de miles de personas llegando a las costas ceutíes se debe a una crisis económica cuyo origen está en la pandemia, en el fin del turismo y también en la caída de la venta de hachís.
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"Muchos productores de polen que viven en las montañas marroquíes y son el primer eslabón de las redes de narcotráfico, han perdido su sustento principal de vida. Los productores de hachís tienen la mercancía almacenada en casa sin poder sacarla tanto por el cierre de fronteras como por el aumento de los decomisos de droga por parte de la Guardia Civil", explica.
En la misma línea se manifiesta a este medio Blanca Garcés, investigadora del Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB) y coordinadora de Migraciones en su departamento. "La economía marroquí ha colapsado y podemos ver una crisis que se prolongue en el tiempo si España y Marruecos no llegan a un acuerdo urgente. Las familias están arruinadas y no tienen nada que perder, por eso hemos visto esas imágenes de los inmigrantes en el agua. No les importa morir en el mar porque en su país no tienen nada", sostiene la experta.
Los analistas creen que la escena de Ceuta podría haberse evitado si se hubiese hecho caso al anuncio que el lunes por la tarde hizo el diario marroquí Rue-20, que en el país magrebí se considera un medio portavoz del reino. El periódico escribió que "Marruecos suspende la cooperación policial y de inteligencia con España y Alemania", tras una entrevista del máximo responsable de la policía judicial a la televisión pública. Fue el punto de partida para que las redes sociales explotasen con el rumor de que las autoridades marroquíes iban a relajar el control en la frontera.
No es la primera vez que el Gobierno de Marruecos suspende los acuerdos de cooperación migratoria y de seguridad con España. Ya lo hizo en agosto de 2014, donde también se vivieron escenas de cientos de migrantes llegando a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, aunque ni mucho menos en la misma cantidad que en esta ocasión. En aquel momento, era Jorge Fernández Díaz, del Partido Popular, el ministro del Interior, y la crisis terminó cuando el titular de esta cartera pidió perdón por la interceptación (supuestamente por error) por parte de la Guardia Civil de Ceuta de la lancha en la que viajaba Mohamed VI.
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Y el miedo, ahora, y la incógnita, es qué va a pasar ahora. ¿Se recrudecerá la crisis migratoria? El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha suspendido su agenda para viajar de emergencia a la ciudad autónoma, y previamente hizo una declaración institucional donde aseguró que España tendrá "máxima firmeza" para garantizar la integridad de su territorio y que devolvería a todos los que hayan entrado ilegalmente en el país tal y como sostienen los acuerdos migratorios bilaterales entre ambos vecinos.
Sánchez no especificó, sin embargo, qué va a pasar con los 1.500 menores no acompañados que se estima que han entrado a territorio español y que la ley internacional protege ante las devoluciones en caliente. Estos menores no pueden ser deportados y es el estado de acogida, en este caso España, quien debe encargarse de ellos.
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Para el periodista Sergio Rodrigo, el temor ahora recae en cómo será la reacción de los vecinos ceutíes. Todavía están en la memoria reciente las imágenes de las manifestaciones xenófobas en varias ciudades canarias ante la llegada masiva de inmigrantes a ese archipiélago, y el temor a que se repitan estas escenas en la ciudad autónoma crece a medida que pasan las horas.
"Lo que pase va a depender mucho de cómo actúen los barrios de mayoría musulmana. Hasta el momento, la convivencia en la ciudad está garantizada, pero la ultraderecha y sus mensajes de racismo han crecido mucho en los últimos años. Si los migrantes se quedan mucho tiempo en Ceuta y no hay un control, podremos ver imágenes de violencia en las calles y de enfrentamiento con los vecinos. Son momentos muy delicados", sostiene.
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Por el momento, España ya ha dado el primer síntoma de cesión frente a Marruecos, y es que el Consejo de Ministros ha aprobado este martes in extremis una ayuda de 30 millones de euros para que Marruecos pueda desplegar a sus anchas a su policía en la frontera para frenar la inmigración ilegal.
Es la segunda vez que España da una ayuda directa de estas características. La primera vez fue en el verano de 2019 y en aquella ocasión se trató de 32 millones de euros. Con esta última concesión, España triplica la ayuda que tenía previsto destinar a varios países africanos (entre los que se encuentran también Senegal y Mauritania) para controlar los flujos migratorios. Las subvenciones destinadas a esta materia para 2021 alcanzan ya los 43,55 millones de euros frente a los 13,55 contemplados en los presupuestos prorrogados de 2018.
Rabat siempre pide dinero a Europa para garantizar su trabajo de freno en la frontera, alegando que no tiene medios suficientes para hacerlo solo. Marruecos pide, según Bruselas, 434 millones de euros anuales para cubrir los gastos de la tranquilidad de la Europa rica, pudiente y blanca, que no quiere ver descontrolado su statu quo.
Nunca estuvo mejor dicho aquello de lo que no se ve no existe. Los miles de marroquíes esperando para cruzar a España, huyendo de una vida miserable, no surgieron por generación espontánea los últimos días. Llevan meses sin poder respirar pidiendo soluciones sin que absolutamente nadie les escuche. Ahora, el mundo entero les ve nadando desesperados en el mar porque el trabajo sucio ha dejado de hacerse. Es una amenaza sin contemplaciones con consecuencias imprevisibles.
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