"Debemos evaluar la construcción del gasoducto y tomar decisiones independientemente de los casos aislados", dijo el ministro en una entrevista con los medios del grupo mediático Funke.
Altmaier señaló que durante 50 años los "suministros del gas natural nunca se utilizaron como arma política entre Este y Oeste. "Se debería pensarlo bien antes de apartarse de ese enfoque", comentó.
Al mismo tiempo, Altmaier previno contra el menoscabo de los intereses de seguridad de Ucrania y aseguró que el tránsito de gas a través de Ucrania continuará después de terminado el tendido del gasoducto.
"Al construir las llamadas terminales de gas licuado, nos garantizamos la posibilidad de mostrar nuestra independencia del gas bombeado por la tubería en caso de que Rusia intente ejercer presión política mediante el gas", refirió el ministro de Economía alemán.
El proyecto Nord Stream 2 tiene por objetivo la puesta en marcha de un gasoducto que transportaría hasta 55.000 millones de metros cúbicos de gas natural por año desde Rusia a Alemania, pasando por aguas territoriales o zonas económicas exclusivas de Dinamarca, Finlandia, Alemania, Rusia y Suecia.
Se oponen al nuevo gasoducto Estados Unidos, que busca vender a Europa el gas natural licuado de sus yacimientos de esquisto, y varios países europeos como Polonia, Letonia y Lituania.