Tradicionalmente, decenas de miles de peregrinos judíos se dirigen dos veces al año al Muro de los Lamentos en la Ciudad Vieja de Jerusalén, durante las festividades de Pésaj (Pascua judía) y Sucot.
El Ministerio de Sanidad permitió que la ceremonia se llevara a cabo como de costumbre, aunque con los feligreses divididos en grupos por barreras de plástico transparente y con la condición de que se mantuvieran las normas de higiene.
Además, el evento de bendición se llevará a cabo en dos días en lugar del habitual, para permitir un gran número de participantes y limitar el hacinamiento.
El Muro es el único vestigio de lo que fue el templo judío, su muro exterior, donde los judíos rezan en la actualidad.
Miles de policías y policías fronterizos se desplegaron en la Ciudad Vieja para asegurar las rutas de acceso al evento.
La Policía le pidió al público que evite conducir hasta el área y que en su lugar use el transporte público para permitir el movimiento de quienes llegan al sitio.
Luego de un tercer bloqueo que duró más de un mes y un programa de inoculación de gran éxito que la semana pasada alcanzó el hito de inmunizar a más de la mitad de la población contra el coronavirus, finalmente las tasas de infección se desplomaron y muchas de las restricciones aplicadas para frenar la propagación del virus se han reducido.