Sarah Everard, de 33 años, desapareció el 3 de marzo mientras caminaba hacia su casa de Brixton, en el sur de Londres. Salió del domicilio de unos amigos, a unos 45 minutos de distancia, hacia las 21.00 horas GMT y su imagen quedó grabada en cámaras de vigilancia minutos después. Vestía ropa colorida, mascarilla y gorro en la probablemente última fotografía tomada, en vida, de la gerente de marketing digital. "Sarah era brillante y preciosa, una hija y una hermana maravillosa, que siempre anteponía a los demás y tenía un increíble sentido de humor", describió la familia.
El cadáver se identificó nueve días después. Se descubrió en una zona arbolada de Kent, el condado del sureste de Inglaterra donde reside y fue detenido el principal sospechoso del crimen. Se trata de un agente del Comando Parlamentario y Diplomático de Scotland Yard, a quien los medios han identificado como Wayne Couzens.
La Policía investigada
De 49 años, casado y con hijos, sigue retenido bajo sospecha de secuestro y asesinato. Le interrogaban también acerca de un tercer posible delito de "exhibicionismo indecente" en un restaurante de comida para llevar del sur de Londres. El incidente habría tenido lugar tres días antes de la desaparición de Everard y agentes de la Policía Metropolitana (MET) están, a su vez, bajo investigación del ente supervisor de las fuerzas del orden.
A Couzens le trasladaron al hospital con una aparente contusión en la cabeza, en un extraño incidente ocurrido en comisaria, cuyas circunstancias tratará de esclarecer la misma agencia de control de la conducta policial (IOPC, en sus siglas en inglés).
Ira colectiva
La desaparición y el trágico final de la joven profesional ha tocado el nervio de repulsa de gran parte de la población. Políticas, empresarias, estudiantes y otros profesionales del espectro completo de identidades sexuales se han unido en un grito colectivo de "Basta ya de acosar, abusar y utilizar la violencia contra mujeres y niñas".
Las redes sociales saltan estos días con confesiones personales de experiencias agresivas y recuerdos de situaciones de pánico al ir al trabajo o regresar a casa a cualquier hora del día y la noche. Muchas coinciden en reclamar el derecho de la mujer a caminar sin miedo por las calles del Reino Unido.
"Me agredieron en la calle, con 14 años, [enfundada] en mi uniforme del colegio, a las 8:15 de la mañana. Me empujaron contra el seto y me toquetearon. Comparto mi voz por si alguien no ha entendido todavía que así es para cualquier mujer, no solo en la noche y en lugares oscuros que deberíamos evitar", tuiteó Polly Mackenzie, gerente del think tank Demos.
Miedo e inseguridad
"Nos decían: 'no te emborraches que serás muy vulnerable', 'Lleva las llaves entre los dedos cuando camines sola' ¿Cuándo empezarán a decir a los niños y los adultos que no ataquen a las mujeres?", cuestionó la diputada laborista Alex Davies-Jones.
La emprendedora Martha Lane Fox comentó: "No conozco a ninguna mujer que no haya sentido miedo en algún momento de su vida", tras desvelar que a ella le atacaron con 19 años.
Ash Sharkar, codirectora del grupo mediático Novara, observó que "tantas mujeres están compartiendo sus historias de hombres persiguiéndolas en coche, acosadas por extraños y manoseadas en público. Eso no debería formar parte de nuestras vidas. No deberíamos tener que asumir los espacios públicos como lugares en los que pasamos miedo", escribió en Twitter.
Pulso legal
Mientas, la MET declaró ilegal una vigilia en memoria de Sarah Everard convocada para el sábado 13 por un grupo de mujeres bajo la consigna Reclaim the Streets (Reclamar las calles). La prohibición se retó en una acción judicial que pudo financiarse con donaciones de más de 30.000 euros recaudados en pocas horas en una campaña digital.
"!Basta ya! Algunos verán esta tragedia y dirán, otra vez no, pero deberíamos decir nunca más", escribió Beth al hacer su contribución para "Sarah y todas las mujeres". "Para Sarah, que simplemente caminaba a casa", aportó Lindsey.
La concentración está prevista en el espacioso parque de Clapham, que posiblemente cruzó la víctima el 3 de marzo por última vez, y tratará de respetar las reglas de distancia social del COVID-19. Será la oportunidad, según las organizadoras, de "canalizar la aflicción, tristeza e indignación colectiva de nuestra comunidad. Planeamos una reunión corta, centrada en un minuto de silencio para recordar a Sarah Everard y a todas las mujeres que han perdido la vida a consecuencia de la violencia", afirman.
La legalidad del acto de solidaridad y en protesta contra la violencia de género dependía a última hora de la decisión del Alto tribunal de Inglaterra y Gales, tras la insistencia del Gobierno de Boris Johnson en la necesidad de observar las restricciones para contener la pandemia que, según justificó la MET, les "ata las manos" en esta ocasión.
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