Al abrir la votación, el juez del Tribunal Supremo Gilmar Mendes defendió la necesidad de votar ese tema ahora, mientras que su colega Edson Fachin (quien anuló las condenas sobre Lula el 8 de marzo) defendió que ya no tiene sentido jurídico analizar si Moro fue parcial o no, según la retransmisión en vivo de la sesión.
Fachin anuló las condenas de corrupción y blanqueo de dinero que pesaban contra Lula, quien recuperó así sus derechos políticos, pudiendo presentarse como candidato en las elecciones de 2022.
La anulación no se dio por la supuesta parcialidad del juez Moro: Fachin argumentó que la Justicia Federal de Curitiba (donde Moro ejercía como juez) no tenía competencias para juzgar a Lula, porque debía limitarse a los desvíos de Petrobras, y los casos del expresidente no tenían ninguna relación con la petrolera.
La anulación de las condenas no equivale a una declaración de inocencia de Lula; de hecho, el juez Fachin determinó que la Justicia del Distrito Federal estudie si puede aprovechar las pruebas producidas en los procesos para juzgar a Lula de nuevo.
En cambio, si finalmente los jueces del Supremo deciden que Moro fue parcial, todos los procesos de Lula en el marco de la Operación Lava Jato volverían a empezar desde cero.
Desde que fue condenado, Lula y sus abogados argumentaron que Moro obedecía a un proyecto político que buscaba apartarle de la carrera presidencial, tesis que cobró fuerza cuando el juez entró a formar parte del Gobierno de Jair Bolsonaro como ministro de Justicia.
Además, en los últimos meses se filtraron decenas de mensajes privados de Whatsapp entre el juez Moro y los fiscales de la Operación Lava Jato, en los que se evidencia una relación muy estrecha y en cierto punto una estrategia conjunta para poder condenar a Lula.