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Comienza la pugna de pactos en Cataluña: ¿nuevo independentismo o nuevo 'puzzle' de izquierdas?

El 'efecto Illa' consigue ganar en votos en las elecciones del 14F, pero el independentismo suma más escaños con la unión de ERC, Junts y la CUP. La clave para gobernar la tienen los soberanistas de esquerra, que deberán decidir si priorizan su deseo de autodeterminación o su ideología de izquierdas. Todo apunta a que se decantarán por lo primero.
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El análisis de las elecciones de Cataluña pasa por asumir que las urnas cumplieron con los pronósticos básicos de las encuestas como la victoria de Salvador Illa (PSC) en número de votos (habría funcionado por tanto el famoso efecto Illa aunque en escaños gana la suma del independentismo), pero con que también hubo algunas sorpresas como el sorpasso de Vox, no porque no se previera, sino porque ha resultado ser mucho mayor de lo que se esperaba, y la formación de ultraderecha gana más diputados de los que pronosticaban incluso sus mejores sondeos.
La formación de Santiago Abascal entra por primera vez en el Parlament con 11 escaños, dejando muy atrás a sus competidores más directos: el PP (obtiene 3 diputados, pierde 1 respecto a 2017), y Ciudadanos (se queda con 6, pierde 30. En 2017 fue la fuerza más votada).
En Sputnik analizamos cuáles han sido las principales conclusiones de las elecciones, sus argumentos, reacciones tras estas primeras horas de resaca de unas elecciones marcadas por la pandemia y la emergencia sanitaria y sobre todo: cuáles son los complejos escenarios y pactos a los que se enfrentan ahora los partidos con mayor número de votos para poder llegar a un gobierno que garantice la gobernabilidad y estabilidad a largo plazo. ¿Veremos en Cataluña por fin un gobierno que termine la legislatura de cuatro años? Los del 14F han sido los quintos comicios en diez años en la región y ninguna de las legislaturas fue capaz de mantener al mismo presidente durante el periodo completo. ¿Será diferente esta vez?

Minuto y resultado

Por primera vez en la historia de las elecciones al Parlament, los partidos a favor de la independencia lograron sumar con sus votos la mayoría absoluta (más del 50% de los votos). Sin embargo, hay que tener en cuenta que también han sido las elecciones con menor participación desde 1992 con una caída de 25,6 puntos respecto a los últimos comicios de 2017 donde se batieron todos los rércods de asistencia situando la participación en el 79%. En 2021 la participación se sitúa en 53,5% y es una debacle sin paliativos que ni siquiera podrá remendar el sufragio por correo que también ha batido sus propios récords, con más de 260.000 votos de este tipo.
El tema de la abstención no es un asunto menor porque en realidad, los partidos soberanistas han conseguido con la suma de sus papeletas llegar a la mayoría absoluta, pero con 630.000 votos menos que en 2017.
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El independentismo refuerza su mayoría en Cataluña pese al triunfo socialista
Y dentro del bloque independentista, lo principal a destacar es que ERC gana por primera vez a Junts Per Catalunya (JxCat), sus eternos rivales del centro-derecha soberanista, y se sitúa con 33 escaños y el 21,3% de los votos. Por su parte, Junts quedó como tercera fuerza con 32 escaños y un 20% de los votos.
El vencedor en votos fue el que pronosticaban las encuestas: el PSC con Salvador Illa a cabeza, que consiguió 33 escaños y el 23% de los votos. La operación de poner in extremis al exministro de Sanidad al frente de la candidatura catalana llegó de sorpresa y se orquestó directamente desde la Moncloa. De hecho, el hombre a cargo de la campaña ha sido Iván Redondo, mano derecha de Pedro Sánchez. Y la jugada no les ha salido mal porque se ha cumplido el denominado efecto Illa (aprovechar, a juicio del PSOE, la buena gestión del exministro al frente de la pandemia para ganar votos en Cataluña), pero se trataría de una victoria agridulce porque no le bastaría para gobernar sin pactar con los independentistas, algo que por el momento parece bastante improbable aunque Illa ya ha anunciado que se va a presentar a la investidura para la presidencia de la Generalitat y que va a hablar con todos los partidos salvo con VOX para llegar a acuerdos de gobierno.
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'Efecto Illa', el fenómeno que quiere desbancar al independentismo en Cataluña
Lo hará, ha dicho en varias entrevistas en el día después de las elecciones, "por convicción, responsabilidad y coherencia". No cree en la viabilidad de un gobierno independentista, porque según sus palabras "ya había uno y no funcionó", y ahora se trata de formar un "Govern progresista".
¿Pero será eso posible? ¿Conseguirá Illa capitalizar los votos al PSC en un gobierno estable?

Comienza el puzzle de pactos: posibles escenarios y un futuro incierto

Ahora, lo que toca en Cataluña son días y semanas de intensas negociaciones. A partir de ahora la ley establece un plazo de 20 días para constituir el nuevo Parlament y después de esa fecha, el nuevo presidente de la Cámara tiene diez días para hablar con todas las fuerzas políticas y proponer un candidato o candidata para la investidura. Después de eso se celebra el debate y en la primera votación se requiere mayoría absoluta. Si no se logra, se repite la votación a las 48 horas y entonces bastaría con una mayoría simple para tener un nuevo presidente de la Generalitat. Si tampoco se consigue un acuerdo por mayoría simple, se abre un periodo de dos meses para que se hagan tantas votaciones como sean necesarias y cumplido ese plazo, si no se llega a ningún acuerdo se convocan automáticamente nuevas elecciones. ¿Se podría llegar a este punto en Cataluña tras el escenario post electoral?
Para Rafa Garrido, jefe de política de la Agencia Catalana de Noticias, la repetición electoral "es un fantasma horroroso" y supondría "un fracaso de la política, porque la política es negociar", sostiene en entrevista telefónica con Sputnik desde Barcelona. El experto no cree que Cataluña llegue a este punto de repetir comicios, pero sí cree que los partidos "apurarán" hasta el final para llegar a acuerdos.
"Los resultados son tan ajustados entre los tres primeros (PSC, ERC y Junts) que ninguno va a renunciar de primeras o a ceder en sus puntos fundamentales. Junts puede ceder, por ejemplo, a no tener la presidencia de la Generalitat porque esta vez ha obtenido menos votos que ERC, pero no va a renunciar a estar en el gobierno, o a no poder escoger determinadas consejerías o a llevar el mando de la hoja de ruta en el debate de política nacional. Todos los partidos necesitan un trabajo de pedagogía interna para prescindir de sus posiciones maximalistas", sostiene Garrido.
Hay dos posibles escenarios de pactos para formar gobierno, y ambos sumarían un total de 74 escaños de los 135 que tiene el Parlament. Más que suficientes para gobernar (hay que conseguir 68).
Por un lado, un pacto para un gobierno soberanista entre ERC (33), Junts (32) y la CUP (9). Por otro lado, un gobierno de izquierdas entre PSC (33), ERC (33) y En Comú Podem (8).
Para el jefe de política de la ACN, la opción probable es la del pacto para obtener un gobierno independentista. Garrido ve muy poco probable, por no decir imposible, un pacto entre PSC y ERC "porque han basado toda su campaña en el veto de uno a otro. Si rompen ahora su principal promesa de campaña pierden toda su credibilidad".
Además, por primera vez en la historia, ERC supera en votos a Junts por lo que le correspondería la presidencia de la Generalitat, algo que no tendría si pacta con el PSC de Salvador Illa, ya que se la tendría que ceder a los socialistas y este es un caramelo demasiado dulce y demasiado novedoso como para ponerlo en juego.
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El independentismo catalán supera 50% de votos por primera vez desde inicio del 'procés'
De la misma opinión es Joaquim Colominas, politólogo y profesor de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona, que ve como la opción más viable el pacto entre independentistas.
"Quien tiene la presidencia de la Generalitat sale mucho más reforzado como partido. El president no es un miembro más del Gobierno, es el líder y tiene unas prerrogativas que no tienen los otros miembros", asegura en entrevista con esta agencia. "El discurso de Pere Aragonés y Oriol Junqueras tras conocerse los resultados nos lleva a pensar que su primera opción es pactar un gobierno soberanista porque ambos dijeron que ERC volverá a tener la presidencia desde el año 32".
El discurso del candidato de ERC, Pere Aragonés, ha sido sin duda uno de los grandes hits de la noche electoral por su contundencia, por los temas extremadamente sensibles que sacó a colación y porque se dirigió expresamente a Pedro Sánchez. "Este país inicia una nueva etapa, tenemos fuerza inmensa para conseguir la amnistía y la autodeterminación, una fuerza inmensa para conseguir el referéndum y conseguir la república catalana", dijo.
"Quiero mandar un mensaje a Pedro Sánchez y al Estado español. Es la hora de resolver el conflicto, de sentarse y de ver cómo resolvemos esto sin represión".
Y Aragonés enarboló su discurso en catalán, en castellano y también en inglés, porque pidió a las autoridades europeas su colaboración para la organización del referéndum, volviendo a poner sobre la mesa uno de los escollos más importantes en el conflicto entre España y Cataluña de los últimos años. Ha reafirmado su posición de presentarse a la investidura con el apoyo de los partidos independentistas. Sobre la ley de Amnistía que pide la revocación de la sentencia a los denominados "presos del procés", la Fiscalía ha presentado los recursos contra el tercer grado penitenciario y reclama su ingreso inmediato en prisión tras el régimen de semilibertad del que disfrutan los condenados casi desde el comienzo de la campaña electoral.

¿Se legitiman los resultados con una abstención tan alta?

Para Colominas es evidente que las circunstancias de estas elecciones fueron excepcionales y que no hubo igualdad de oportunidad para todos porque los sectores de población más afectados o en riesgo de contagio por el coronavirus decidieron no ir a votar lo que llevó el nivel de abstención a números anteriores de la década de los noventa. Sin embargo, para el politólogo, "una vez celebradas las elecciones no hay que cuestionar la legitimidad del resultado. Son las reglas del juego y así se aceptan en todas las democracias".
Además, el profesor sostiene que la abstención se debe por los motivos especiales de la pandemia, pero que también a otro factor importante: "el cansancio, el agotamiento y la desafección de buena parte de la ciudadanía respecto a sus gobernantes. Unas nuevas elecciones podrían conllevar todavía una menor participación y complicar aún más el esquema de pactos", explica.

¿Y qué pasa con Salvador Illa y el posible pacto de izquierdas?

"No se puede seguir como hasta ahora. Se debe abrir un cambio y para eso asumimos la responsabilidad de intentar un gobierno nuevo", es el mantra del líder del PSC desde que se conocieron los resultados electorales que le daban la victoria en votos. Sin embargo, para conseguir gobernar necesita el apoyo de ERC, que en esta ocasión parece priorizar su talante independentista a su ideología de izquierdas.
"A Illa no le salen los números si no pacta con ERC", sostiene el periodista Rafa Garrido. "Se presentará a la investidura porque se ve en la obligación de hacerlo porque en 2017 fue muy crítico con Ciudadanos cuando ni siquiera lo intentó a pesar de haber sido la fuerza más votada. Va a quemar una etapa y tendrá la excusa perfecta para decir que lo han intentado pero que el resto de fuerzas no le han apoyado".
A Garrido le sorprendería "muchísimo un pacto sorpresa entre PSC y ERC", y añade que "si mañana nos despertamos con una amnistía para los "presos del procés" por parte del Gobierno de España, quién sabe… [ríe], pero eso supondría la muerte política del PSOE en el resto de España y no lo van a hacer". Aunque el experto no descarta que los socialistas tengan algún as bajo la manga puesto que la campaña catalana ha sido desde el principio un asunto casi personal de Moncloa y del propio Pedro Sánchez. Sin embargo, Illa no ha desvelado a estas alturas qué puede ofrecer a ERC a cambio de su apoyo, teniendo en cuenta el nivel de exigencia del partido de Aragonés y su posición de privilegio con el mismo número de escaños que el PSC. Las posibilidades de éxito del exministro son todavía más complicadas teniendo en cuenta que él mismo ha descartado en reiteradas ocasiones formar un ejecutivo con partidos que tengan la independencia como meta y principal objetivo.

El 'sorpasso' de Vox y cómo queda la derecha en Cataluña

La suma de Vox, Ciudadanos y PP alcanza solo 20 escaños, exactamente la mitad que en los últimos comicios de 2017.
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La ultraderecha de Vox irrumpe en Cataluña por delante de conservadores y liberales
Que Vox tuviera más votos que el Partido Popular y Ciudadanos era algo que auguraban todas las encuestas, pero ninguna pronosticó que el sorpasso fuese a ser de esta magnitud. La formación de ultraderecha irrumpe por primera vez en el Parlament y lo hace como cuarta fuerza política con 11 diputados. Supera con creces al Partido Popular de Pablo Casado, que se queda con tres escaños y a Ciudadanos, que pierde 30 respecto a 2017 y se queda con 6. Al PP, de hecho, esto es lo único que le consuela, que Ciudadanos ha perdido mucho más que esta formación. El liderazgo de Pablo Casado a nivel nacional queda en entredicho y varios barones de la formación azul le exigen dimisiones. El partido de derechas ha convocado un Comité Ejecutivo Nacional con la presencia de los líderes territoriales y se espera que puedan tomarse medidas drásticas.
Para Pablo Montesinos, vicesecretario de Comunicación de los populares, los malos resultados se deben a la "alta abstención, que ha perjudicado al constitucionalismo, y luego, sobre todo, al "pacto" de la Fiscalía con Luis Bárcenas en plena campaña", ha dicho. "Eso mermó nuestras perspectivas".
Para Ciudadanos, el tsunami electoral ha sido todavía peor y de los que hacen historia. Ha perdido el 85% de los votos que obtuvo en 2017. Ha pasado de 868.365 votos a solo 128.965. Inés Arrimadas, la líder de la formación naranja, no se plantea su dimisión ni tampoco la de ningún miembro de su dirección tal y como le han exigido los sectores más críticos del partido, porque según ella, el resultado era el "esperable" y echa la culpa a la herencia de Albert Rivera. "Cuando cogimos el partido hace un año, las expectativas de voto ya eran estas", ha dicho a los medios de comunicación.
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Santiago Abascal, el aterrizaje del nacional-populismo de derechas en España
Por su parte, un Santiago Abascal (presidente nacional de Vox) pletórico ha intervenido en una rueda de prensa multitudinaria para asegurar que desde su formación van a "luchar por todos y cada uno de los catalanes que nos han votado. Haremos una oposición total, frontal, cada segundo".
La irrupción de esta manera de la ultraderecha en el Parlament catalán, supone para el politólogo Joaquim Colominas un asunto que marcará la agenda política y comunicacional, aunque a nivel de votos para tomar decisiones importantes en la Cámara no tengan importancia. "Su presencia no será significativa a nivel de sumas y restas, pero habrá lo que en Francia se llama la 'Lepenización de los espíritus'. Estos partidos de ultraderecha no ganan votaciones, pero sí arrastran los temas que a ellos les interesan hacia la agenda política y social. Harán ruido y veremos cómo posicionan en el discurso político el uso intencionado de asuntos como la inmigración, la seguridad ciudadana o temas nacionalista-españoles", afirma el experto.
Por su parte, el periodista Rafa Garrido, entiende el voto a Vox como un voto castigo o de protesta de la derecha a los partidos tradicionales, y cree que su presencia en el Parlament es "bastante peligrosa con planteamientos antidemocráticos y que rozan el autoritarismo y el antisistema desde el punto de vista de la ruptura del pacto político y social. Buscan manipular la democracia en beneficio de la no democracia", sentencia.
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